Toda la noche se escuchan ráfagas de viento racheado. Me despierto muchas veces con la incertidumbre de si podremos hacerlo o no. Todavía recuerdo la primera vez cuando, al salir de la canal, el aire casi nos arranca de la arista haciendo el tramo de descenso muy desagradable. Esperamos a que salga el sol y comprobar si afloja. Así será.
No recuerdo cuanto tiempo hace que no me pongo las botas de hacer invernales ni los crampones. Tengo dudas de si seré capaz de levantar las piernas con semejante peso a los pies. Quizás es la adrenalina del momento o las ganas tan grandes de subir por ahí, que no me acuerdo de ese lastre hasta llegar de nuevo a la furgoneta, después de disfrutar como hacía mucho tiempo que no lo hacía de una ascensión taaaaaaaaaaaaaaaaan bonita!!!