La acequia
Estoy de duelo. Estoy sin mi muy mejor amigo. Estoy que no estoy porque le echo mucho de menos. El hippy está en la unidad de cuidados intensivos y yo vivo sin vivir en mí debido a su ausencia. El hombre seguía manejándose bien en el monte pero, al llegar a casa, no quería saber nada de conectarse al ordenador ni de disfrutar juntos reviviendo nuestras correrías. Algo tenía que hacer yo para que volviese a rendir al cien por ciento. Y le llevé al hospital y de allí le enviaron a la UVI. Y no es lo mismo. No es lo mismo ir en su callada compañía que ir sola. He decidido no trastear en lugares nuevos por empatía e intento ir a sitios conocidos para no poder darle envidia en nuestro reencuentro.