martes, 5 de noviembre de 2013

Irati, Abodi, Sierra de Areta,... a golpe de otoño - Miren Muñoz Trigo



Corriendo por las praderas de la Sierra de Abodi


Todavía hay lugares solitarios. Barranco de Kakoia

Selva de Irati. El bosque no se ha vestido de otoño todavía, aún quedan muchas hojas verdes. La gente se agolpa en el embalse de Irabia y alrededores. Son tres días muy apetecibles de fiesta y el tiempo no es tan malo, nublado pero seco. Sin madrugar demasiado salimos de Donosti el viernes y en casi tres horas nos presentamos en el pequeño parking al lado de la presa del embalse de Irabia. Comenzamos a caminar a las 11 de la mañana. 

El bosque nos engulle…

Un suave viento sur nos acompaña. Una vez atravesada la presa hay un sendero a la derecha que nos lleva a una pista herbosa. Estamos en pleno bosque. Atrás dejamos las voces de la gente, estamos los tres, nadie más, avanzando por una formidable alfombra natural. La pista se acaba y un estrecho sendero nos hace ascender lentamente entre troncos marcados con pintura amarilla. Llegamos a la zona denominada El Portillo, tenemos ya el barranco a un paso… Nos adentramos en el mismo, prácticamente por el cauce, en un avance dificultoso por las piedras mojadas. Vamos intentando caminar por la ladera pero hay bastante pendiente y de nuevo acabamos en el lecho de la regata. El camino se ensancha y primera sorpresa, ante nosotros las Cascadas de Kakoia en un enclave precioso. 

Cascada de Kakoia

Avanzando por el cauce. Recomendable en otoño

Seguimos llenándonos de otoño, avanzando entre troncos caídos, hasta que se abre el paisaje y un helechal ya marrón sirve de presentación a las cimas venteadas, entre las que destaca Goñiburu (1464 m). Dejamos abajo el tupido bosque, y gozamos de las vistas hacia Abodi y el Alto de Tapla, así como del Pirineo navarro al fondo. Viento en la cima. Bajamos de nuevo al abrigo de los árboles buscando las marcas amarillas que nos llevarán hasta el Portillo y su árbol marcado. 

Hayas pequeñas cortadas para mejor crecimiento de las demás

Vemos y oímos las bandadas de grullas en su migración. Caminar por el bosque escuchando las pisadas en las hojas y el ruido de las bandadas de grullas, acompañando a la vista de esos tonos amarillos, verdes y ocres, me deja totalmente embelesada durante un buen rato, todo ésto es impagable…

Bandadas de grullas


Correr por la Sierra de Abodi.

Sabor a pueblo, a chimenea y madera…Otsagabia, noche escuchando el agua en el techo de la autocaravana, Valle de Salazar, otoño tardío…

Nos acercamos al Alto de Tapla para correr por la Sierra de Abodi. Mediodía, viento, cuesta arriba hasta alcanzar la cota que más o menos, en un sube-baja, nos va a permitir trotar por hierba un buen rato. Corazón, viento, paisaje. Sierra de Abodi en zapatillas…

Desde la cima de Goñiburu, a lo lejos, el Pirineo

Cuesta arriba en la Sierra de Abodi


Entre los valles de Aezkoa y Salazar.

Noche en Abaurrea Alta. Silencio absoluto, roto, a lo lejos, por el mugido de una vaca quejosa…No sabemos qué nos va a deparar el tiempo el domingo, último de estos tres maravillosos días de rebosante otoño. Amanece húmedo y gris. A lo lejos una nube densa se agarra a la Sierra de Areta, donde la cima del Baigura nos espera de mañanera. 

Por la Ruta de los Salacencos

No tardamos en acercarnos a Erremendia, y en una estación “patatera” abandonada dejamos la auto, nos calzamos las botas, y bien pertrechados por si llueve comenzamos el paseo. Llegamos a las marcas que indican “Ruta de los Salacencos”, camino pastoril hacia las tierras bardeneras. Seguimos esta ruta durante un buen rato, para introducirnos enseguida en el bosque, helechos ya marrones, alfombra de hojas, tonos ocres y amarillos…

Tapiz de hojas entre colores otoñales

Bonito ejemplar

Precioso ejemplar ... venenoso

De vez en cuando se sale del bosque, caminando por praderas hasta donde llegan los vehículos, por pistas anchas y agradables. Un desnivel positivo de 400 m nos separan de la cima del Baigura (1477 m), aunque el acumulado es algo más por los continuos sube-baja. En lo alto, un vértice geodésico y unas vistas espléndidas hacia la zona de Itoiz, Burguete, Orreaga, Abodi…

Vista desde la cima de Baigura, pantano de Itoiz a lo lejos

Bajada por el mismo recorrido con algún que otro atajo, en total 15 km. sin gota de lluvia. Si algo define este día es la exuberancia de setas y hongos por todos lados con ese colorido rojo de aquellas tan peligrosas, y el olor a otoño, fresco y puro. Bienvenida esta estación que hace que la naturaleza se vista de gala.

Reflejos en una charca, camino del Baigura

Fotos: Carlos Hernando, Miren Muñoz Trigo

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