¿Quién quiere correr por la ciudad cuando puede hacerlo al borde del acantilado?
Donostia es una ciudad preciosa y salir de vez en cuando al trote por sus calles y parques no desmerece lo más mínimo, pero si uno tiene la oportunidad de irse de la urbe las sensaciones se multiplican por dos millones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario