Recuerdo la primera vez que subí al Anboto, la noche anterior no pude dormir, solo con pensar que al día siguiente iba a ir a un sitio que siempre lo sentí mágico. ¡Qué os voy a decir de su cueva! Empecé a investigar a ver como se podía acceder a ella. Me dieron algunas explicaciones y consejos, como el de no ir si había llovido, pues el terreno si no estaba seco y resultaba peligroso.
Escogí un día soleado y partí para Arrazola, pero desde el último caserío en vez de coger a la izquierda, lo cogí a la derecha, por la subida de Frailía. Subí hasta un colladito, pero no me atreví a continuar en diagonal hacia la cueva, no tenía seguridad de poder localizarla, así que seguí hasta la cima de Anboto, la cueva para otro día. Ahora que ya sé dónde está ubicada es más fácil por esa ruta, para quien no le gusten demasiado las trepadas.
Hacia la cima de Anboto
Anboto
La segunda vez, cogí del caserío a la derecha, por la senda que lleva al collado Zabalandi, pero a medio camino, más o menos antes del collado, hay que coger hacia un hombro pra hacer la subida por la arista NE. Subiendo la niebla iba cubriendo la cara este, donde me habían dicho que estaba la cueva, así que pensé que Mari no quería visitas ese día y me retiré.
A la tercera llegue a la cueva y sentí un cumulo de sensaciones, todas buenas, así que repetí varias veces y espero poder seguir disfrutando de esas buenas vibraciones que tengo no solo en la zona de la cueva, sino en todo el macizo de Anboto.
Anboto
Udalatx
La última vez que estuve allí, ha sido hace un par de meses. Fue muy especial por la compañía, una compañera y amiga de club. Iba a contar las vivencias de ese día, pero tenía varias cosas pendientes y lo fui dejando, también porque sabía que no iba a tardar en volver, como así ha sido.
Esta vez éramos cuatro, con mucha ilusión como siempre que voy a la zona. Partimos de Arrazola, del caserío a la izquierda, por la senda hasta coger la arista NE. Ahora ya está marcada con pintura azul, que facilita la progresión, a la vez que se pierde un poco la aventura de ir buscando el mejor paso, pero se gana en tranquilidad sobre todo para los que van por primera vez.
Túnel
A la altura 1150 m, nos encontramos un túnel natural que da paso a un pasaje horizontal que lleva a la entrada de la cueva. En ese pasaje también hay un cambio, esta última vez estaba puesta una cuerda que hace de pasamanos para que el paso un poquito más expuesto no lo sea tanto.
Pasaje horizontal
Entrada a la cueva
Interior de la cueva
Ventana
Así que sin problemas entramos en la cueva hacemos fotos, sobre todo una muy curiosa y que no toda la gente que va a la cueva sabe que está ahí. Es Mari tallada en la piedra, me encanta verla.
Mari tallada en piedra
De la cueva seguimos a la cima, a disfrutar de vistas, esta vez decidimos bajar por Frailía, así que desandamos un tramo el camino de subida y a la izquierda cogemos el sendero en fuerte pendiente, para cerrar en el caserío el círculo a la cueva de Mari.
Bajada por Frailia
2 comentarios:
Charo dijo y no mal dijo : "Recuerdo la primera vez que subí al Anboto, la noche anterior no pude dormir, solo con pensar que al día siguiente iba a ir a un sitio que siempre lo sentí mágico"
¿ Ese sentir lo mágico no será más bien el miedo al fracaso ? Más que hablar de magia, yo hablaría de belleza cuando se habla del Amboto. O del macizo de Ichina, o de tantos otros sitios, sin que desmerezca la Dama del sitio, por otra parte..
hola! esa cuerda esta siempre ahi? quisiera saberlo para ir con un arne por si acaso.gracias.
Publicar un comentario