29/3/2012
Parece que la vuelta que estamos planeando por la Sierra de Urbasa tiene buena pinta. Teniendo en cuenta que me he subido a una bici cuatro veces mal contadas, tenemos que buscar una ruta que no me haga odiarla y mantenerme encima de ella el mayor tiempo posible. En total nos van a salir 37 km y aproximadamente 400 metros de desnivel positivo. Aunque el invierno justo se ha terminado, todavía están las abundantes hayas que allí se concentran dormidas, no así sucede en los rasos ahora repletos de florecillas que asoman en el verdísimo manto verde que tienen como soporte.
Nos preparamos con ganas, la temperatura apenas asciende unos grados sobre cero, la mañana es fresquísima y nos alegramos, el cielo está despejado y en breve lo vamos a agradecer. Partimos a la altura del centro de interpretación, en lo alto del puerto de Urbasa Olazti/Olazagutía y nos dirigimos hacia el cámping, en la primera desviación a la derecha seguimos hasta la antigua casa del guarda, una vez allí nos adentraremos al bosque de Arronbide por pista.
Nunca he pedaleado fuera de un camino asfaltado o de tierra, voy a experimentar lo que es avanzar sobre hierba y hojas, una verdadera maravilla para los sentidos, estamos solos y el lugar es precioso, es bastante fatigoso. El terreno exige cierta técnica que yo todavía no poseo lo que me obligará a bajarme de la bici en alguna que otra ocasión.
La sierra es una reserva declarada por el gobierno de Navarra Parque Natural de Urbasa y Andía. Situada al oeste de la región, forma una barrera climática: clima atlántico por un lado y mediterráneo por otro. Y no solo encontraremos formidables hayas sino también arces, tilos, tejos, acebos y fresnos. Pasamos por los rasos de Ebiso hasta enlazar con la carretera que va del puerto de Opakua al Balcón de Pilatos, espectacular formación kárstica y excelente mirador sobre el barranco donde nace el no menos sorprendente río Urederra de increíbles aguas turquesa, que nace a 730 metros de altitud.
Las vistas al valle de Amescoa son soberbias. El esfuerzo hasta ahí bien merece un descanso. El días es magnífico y es un privilegio poder disfrutar de un entorno semejante. Seguimos con nuestra ruta cogiendo de nuevo la pista y remontamos por el raso Bardoitza, repleto de pequeños narcisos amarillos que tapizan la verdísima alfombra que ahora es nuestro sendero. Atravesamos zona boscosa hasta llegar a Otsaportillo y de ahí de nuevo ciclaremos por otro raso, el de Ezkitza.
Las vistas al valle de Amescoa son soberbias. El esfuerzo hasta ahí bien merece un descanso. El días es magnífico y es un privilegio poder disfrutar de un entorno semejante. Seguimos con nuestra ruta cogiendo de nuevo la pista y remontamos por el raso Bardoitza, repleto de pequeños narcisos amarillos que tapizan la verdísima alfombra que ahora es nuestro sendero. Atravesamos zona boscosa hasta llegar a Otsaportillo y de ahí de nuevo ciclaremos por otro raso, el de Ezkitza.
Urbasa es un paraje singular, salpicado de monumentos megalíticos: dólmenes, túmulos y menhires que nos recuerda que por ahí andaron antepasados nuestros del período Neolítico. Es inevitable parar e intentar imaginar como era la vida entonces. Volveremos a atravesar un frondoso bosque que nos llevará de vuelta al inicio de nuestra particular ruta por una de las zonas más bellas y llena de historia de Navarra.
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