Con el empuje del espectáculo sublime, subimos hasta donde pudimos
Ya en sus laderas de ceniza, todo alrededor eran pequeños cráteres, algunos recientes y otros más antiguos, se distinguía por el color de la lava.
"Pequeño" cráter en la subida inicial
Paisaje lunar de negros y grises
En la zona cimera estuvimos más de una hora, con pena nos llegó el momento de bajar, y nos tiramos por sus pedreras negras, en un juego de despedida entre esa grandiosa montaña y nosotros.
Olor y color del azufre en múltiples fumarolas
Bajamos corriendo en nuestro juego de despedida..
El Etna, que ruge de vez en cuando, nos acogió y nos sonrió por unas horas. Miren Muñoz
Hace ya unos años, visitamos este gran Volcán en un viaje a Sicilia. Su vista desde el Estrecho de Messina pasando desde la península italiana impresionaba, atraía su altura y su nube de humo coronando la cima.
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