Cascadas de Ouzoud, Marruecos (trekking) - neskalatzaileak

 

Quién haya podido tener el placer de viajar a un país como Marruecos o con un cambio cultural tan grande, entenderá perfectamente los sentimientos relatados en  este texto ofrecido por la amatxu de nuestra querida neskalatzaile Siete.

...El tiempo no termina, nunca se acaba, esa es la sensación, después de un atardecer vendrá otro, sin interrupción, ni sobresalto, ni rutina. Cada persona siente de una manera distinta, la mía es de una paz fuera del tiempo, donde el contacto con la realidad primaria se hace elocuente y viva.

La tierra descansa, para que los animales, las personas sientan su respiración lenta y calmada. El sol se enlentece para avivar los corazones de aquellos que transitan por aquellos parajes sin prisas ni pretensiones, solamente existiendo, y sin saber que todo les esta bendiciendo.

 

No importa que me digan que la realidad es otra, yo percibo la inocencia y belleza todavía no perdida de sus gentes, al tampoco don perdido de la conversación que alimenta el don del escuchante sin interrupción, donde las brasas del fuego acompañan la profundidad del pensamiento del que habla. Donde la noche y la música del yembe dan armonía y unidad a todos los que están y somos; entre los toldos de sus chiringuitos se cuelan deslumbrantes las estrellas cubriendo sentimientos y amores.

 

Vuelven los sentimientos perdidos de la niñez, la seguridad de la familia en tu infancia, la placidez del juego sin fin, los atardeceres infinitos, la atmósfera calmada, el tiempo elentecido, los ojos chispeantes de alegría e inocencia, la carencia de afán de afanar... aquí se cumple lo que dice el evangelio: " a cada día le basta su afán".

No importa que me digan que esa no es la realidad, lo que importa es lo que yo sentí y percibí, y me alegro mucho, ¡no estoy muerta! ¡acaso algunas veces dormida! está vivo en mí ese fino hilo que me une a todo ser humano, a lo primigenio al universo, en mí también está la inocencia de la infancia que me conecta con todo lo que aquí existe. Me conmueve pensar, que siempre podemos renacer cuando conectamos con lo primario, con lo simple. 

"La Sagra" (Zaragoza) 

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