Según nos dirigimos a Gorbea desde Pagomakurre, a la derecha queda una cumbre que por su esbeltez siempre nos ha llamado la atención, el Lekanda, cumbre principal de Itxina. Sobra decir el encanto del macizo de Itxina, que embelesa y da rienda suelta a la imaginación con antiguas leyendas e historias de pastores. Conocíamos la zona, ya que hace unos años la federación organizó una prueba de orientación. También habíamos subido a la cima del Lekanda por su ruta normal pero nos apetecía hacer algo distinto para empezar la temporada y surgió la idea de hacer la arista este.
Según las referencias consultadas no entrañaba mucha dificultad, salvo algún tramo con pasos de II y II+. Habíamos leído que estaba en parte equipada si bien el equipamiento era algo viejo. Sólo era cuestión de ir y dominar la cabeza si saltaba la alarma. Por ellos cogimos los arneses, el cordino, los cascos y algún cacharrito para disfrutar del día en buena compañía.
Aparcamos en el parking de abajo
porque siendo día de fiesta y con el espectacular día los parkings superiores
estaban todos completos. Tras avanzar por la pista poniéndonos al día de
nuestras aventuras y desventuras, en una curva marcada la dejamos y nos
encaminamos al comienzo de la arista siguiendo trazas de animales. Una vez en la base, nos colocamos
los arneses, el casco, colgamos los juguetes en el arnés y para arriba.
El primer tramo es una trepada en terreno mixto hierba-roca, que hacemos sin problemas hasta llegar a la base de una corta canaleta en la que vemos algunos clavos pintados de rojo. Sacamos la cuerda y nos aseguramos. La trepada es fácil, con pasos de II+, aunque el ir con zapatillas nos resta seguridad. Al final de la canal, girando hacia la izquierda, hay dos argollas en la que tranquilamente se monta la reunión.
Volvemos a recoger la cuerda
porque lo de ir en ensamble no nos gusta mucho, un resbalón y nos vamos todos
para abajo. El siguiente tramo vuelve a combinar la roca y la hierba, que
pasada una canal, nos deja en una serie de terrazas. Aquí vemos otro clavo algo
roñoso y decidimos volver a sacar la cuerda por si acaso.
El primer tramito no reviste
ninguna problema salvo estar atento a lo que se agarra, pero llegando al final
hay un pasito que obliga a saber colocarse. Menos mal que sacamos el
quitamiedos, porque si no nuestras cabecitas locas seguro que hubiesen empezado
a trabajar. Además el tiempo ha empezado a cambiar y empieza a soplar un
vientecillo bastante frío.
Llegamos a un bloque con una
cuerda sujeta con otra argolla que hace de reunión para asegurar el siguiente
paso, último pasito de la vía (II), algo más expuesto. Sorteamos el paso por la
izquierda siguiendo la referencia de un clavo por una especie de canaleta y
salimos a la zona cimera y en pocos pasos llegamos a la cima.
Después de los abrazos y las
enhorabuenas, giramos la vista a la derecha y vemos un vértice geodésico que
nos llama. Y hacia allí nos dirigimos, bajamos un poco y nos internamos en la
zona de karts y hayas, para volver a subir entre rocas y llegar al Igalirrintza
donde comemos.
Una vez repuestas fuerzas, bajamos
en busca de un paso que nos devuelva a las campas de Arraba, siguiendo las
trazas de sendero, disfrutando de la magia de Itxina. Siguiendo hitos llegamos
a los prados de Arraba, desde donde retomamos la pista principal.
Y contando
batallitas seguimos bajando hasta el aparcamiento con la satisfacción del deber
cumplido y nuevas aventurillas para contar en una próxima ocasión.
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