Con un día esplendido partimos de Posada de Valdeón, nos espera una distancia de 21 km hasta Puente Poncebos.
Pasamos por el mirador del Tombo situado debajo de Cordiñanes, donde se levanta la escultura de un rebeco y una tabla de interpretación con la que se pueden identificar las cumbres más características del Macizo Central que son visibles desde allí.
Las marcas de PR continúan por la carretera, aunque hay un desvío a la ermita Corona, evitando un tramo de carretera, por un rincón paradisíaco a orilla del Cares (el tramo más bonito hasta Caín).
Es inevitable pasar por Caín sin hacer una parada, por algo es uno de los más recónditos de Picos, perdido en las profundidades de la garganta, entre las cumbres más altas de los Macizos Central y Occidental. De sus habitantes siempre fue conocida su cualidad de excelentes trepadores, algunos se convirtieron en guías muy solicitados por los primeros escaladores que visitaron los Picos de Europa, como fue Gregorio Pérez “El Cainejo”.
A la salida de Caín, la garganta alcanza su máxima estrechez e inaccesibilidad y sería muy difícil proseguir la ruta si no fuera por un camino tallado en la roca viva que recorre las verticales paredes del cañón.
Después de recorrer este conocido trayecto, llegamos a la zona de los collados, un elevado punto desde donde se contempla una extraordinaria vista de la garganta. Hacia el otro lado se adivina ya Puente Poncebos, final del recorrido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario