Montes Manengouba
Salimos en coche desde la costera ciudad de Duala, la capital administrativa de Camerún, hacia las montañas de Manengouba con nuestro guía camerunés Anthony (www.dentrodeafrica.com).
El trayecto dura unas 3 horas por una carretera compartida por coches, autobuses locales llenos de gente, motos con 3 personas, personas transportando la mercancía sobre su cabeza. Un verdadero espectáculo. De vez en cuando hay que aminorar la marcha para pasar los grandes baches limitadores de la velocidad, pagar algún peaje o enseñar la documentación a la policía. El paisaje es muy bonito: frondoso, verde, grandes árboles, colinas cubiertas de vegetación, interminables plantaciones de mango, plátano, papaya, aguacate y árboles de donde se extrae el caucho.
Paso por las aldeas
El trekking comienza en el pueblo de MBouroukou (1300 m). Caminando por sus calles nos cruzamos con hombres y mujeres locales que suben o bajan de las plantaciones, niños que corretean libremente, mujeres transportando agua o lavando la ropa….. Somos los únicos “white men” que hay por allí.
Tras comprar caña de azúcar para comer durante el camino, salimos del pueblo y empezamos a subir hacia las montañas, primero atravesando las plantaciones y después por los verdes prados. En las zonas altas de los montes de Manengouba viven los mbororo, una etnia nómada que se dedica a la ganadería y que ha encontrado en esta zona un lugar idóneo para que paste su ganado. Nos sorprende la altura y delgadez de los cameruneses de esta etnia. Son musulmanes pero también conservan tradiciones y rituales animistas (basados en los elementos de la naturaleza como ríos, montañas, rocas, lagos, etc).
Cráter de los lagos de Manengouba
Por el camino los niños de las aldeas mbororo salen a nuestro encuentro. Tras 2 horas de caminata llegamos a Lamo (2065 m), la aldea mbororo donde dormiremos en una casa local. Comemos un poco de pasta mientras pasa la tormenta y seguimos el trekking hacia los lagos de Manengouba. Durante una hora caminamos entre pastos y atravesamos un bosque frondoso hasta llegar al collado (2200 m) desde donde tenemos una espectacular panorámica del gigantesco cráter limitado por montañas rocosas, dentro del cual se encuentran los lagos Macho y Hembra. A lo lejos se ven algunas aldeas y una escuela.
Prados del cráter
Bajamos al cráter caminando por verdes pastos hasta los lagos (aproximadamente 30 minutos). El más grande es el lago Hembra (1980 m), símbolo de la fertilidad al que se puede acceder fácilmente. Es posible bañarse en él, pero la temperatura no acompaña. El lago Macho es sagrado, en él se celebran los rituales animistas y está prohibido bajar. Subimos a la colina que separa los dos lagos (2035 m), para disfrutar de una bonita panorámica. Bordeamos el lago Macho para iniciar el camino de vuelta a la aldea. Para hacer la circular desde la aldea Lamo hemos tardado unas 4 horas incluyendo paradas.
Lago Hembra
Lago Macho
Ya al atardecer repartimos material escolar a las familias mbororo. En “nuestra” aldea Lamo viven 3 familias, cada una formada por un hombre y 2 ó 3 mujeres con unos 5 ó 6 hijos cada una. Los hombres y los hijos mayores pasan el día en los montes con el ganado, las mujeres se ocupan de la comida y de cuidar del hogar, mientras que las hijas mayores cuidan de los niños más pequeños. Alrededor de las casas tienen algunas gallinas y cabras. Todo el poblado está impecable, no hay basura como había en otras aldeas que habíamos visitado.
Lamo, aldea mbororo
Antes de la cena, jugamos con los niños mbororo que ya han cogido confianza con los “white men”.
Con las niñas y niños mbororo
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