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El centenario Alen desde Zorrolaseta. |
No soy un buen ejemplo a seguir. Lo tengo claro. De todas
esas reglas que dicen debe cumplir un buen montañero cuando sale solo a la
montaña incumplo la primera y más básica: dejar dicho a dónde se va. Pero es
que la mayoría de las veces cambio de opinión sobre la marcha. ¡Qué le vamos a hacer! Ya sea en el mismo coche antes de llegar a destino o incluso una vez empezada la
actividad.
La última vez que me ocurrió esto descubrí la ermita de
Santa Lucía de Sopuerta, y como hoy se celebra esa festividad, coincidiendo con el día más corto del año —según el calendario juliano—, me ha venido la historia
a la memoria.
La cosa empezó según iba conduciendo. Había decidido
acercarme a Oriñón y Sonabia, de donde me tendrían que nombrar hija predilecta
por las veces que lo visito, cuando pensé que dada la simplicidad del paseo,
mejor si lo dejaba para cuando fuese en compañía de alguien de miras menos
montañeras que las mías propias. Así que haciendo un repaso rápido de a dónde
podría dirigirme desde el lugar en que me encontraba en aquel preciso momento,
decidí que salir en Muskiz de la autovía y acabar en Sopuerta era una buena alternativa.
A fin de cuentas, el Alen figuraba en el calendario del club como monte fijo y,
aunque hacía mucho tiempo que no andaba por la zona, tampoco podría ser tan
difícil hacerlo sin llevar algo de referencia.