Algo se mueve en Pakistán a favor de los derechos de la mujer y su papel en la sociedad. Al menos eso se desprende de varias iniciativas que van en la dirección de dar un mayor protagonismo a la mujer en ese país. En el mundo de la montaña, son también diversos los proyectos en ese sentido, como el que el Equipo Femenino de Alpinismo (EFA) lleva a cabo desde el año pasado en el valle de Hushé. Pero también desde el propio país han surgido figuras que reclaman el protagonismo para las mujeres en la montaña, como la de Samina Baig, una chica pakistaní de 20 años que ha escalado ya tres seismiles en el último año.
Su última expedición, titulada Gender Equality Expedition y desarrollada bajo el paraguas de la organización Pakistan Youth Outreach, tenía como objetivo un pico virgen y sin nombre de la remota área de Shimshal. Aunque la principal motivación, según la web de esta institución, iba más allá y consistía en “inspirar a todas las mujeres de Pakistán y del mundo a ser participantes activas en todos los campos de la sociedad”. La propia Samina Baig comentaba que “mi intención es motivar a más mujeres a participar, al dar esta expedición un mensaje de confianza a mujeres de cualquier parte, ya que si una chica es capaz de escalar una montaña, puede hacer cualquier cosa”.
Esta expedición por la igualdad de género partió el 19 de junio, liderada por el hermano de Samina Baig, Mirza Ali, y en ella también formaban parte el también pakistaní Arshad Karim, la polaca Malgorzata Skowronska y los alemanes Christoph Nettekoven (fotógrafo) y Jens Franke. Tras un trekking de aproximación de dos días en el que superaron el Boisum Pass (5.090 m), los expedicionarios llegaron a la zona de Perchod Washk, donde instalaron el campo base. El 23 de junio instalaron un campo de altura a 5.200 metros, que les sirvió para aclimatar durante los dos días posteriores.
El día 25 de junio empezó el ataque a la cumbre. Los alpinistas avanzaron hasta el campo de altura, donde se retiraron pronto a descansar. Al día siguiente, después de un buen desayuno a las 2:30 de la madrugada, se dispusieron para ascender la nevada vertiente este en dos cordadas: Mirza Ali, Samina Baig y Malgorzata Skowronska en una, y Christoph Nettekoven, Jens Franke y Arshad Karim en la otra. Alcanzaban la base de la montaña a las 4 de la madrugada y se enfrentaban a una nieve firme en la primera parte de la arista. Más adelante, se encontraron con un terreno más escarpado, en el que la nieve dejaba paso al hielo. Con la llegada del sol, los alpinistas se encontraron de nuevo con la nieve, que a medida que ganaban altura iba perdiendo consistencia. Después de la caída sin consecuencias de Nettekoven a una profunda grieta, el equipo llegó hasta el último y más peligroso obstáculo de toda la ascensión, las formaciones de séracs y la cornisa de la cima. Mirza Ali fue el encargado de escalar dicha sección, utilizando tornillos de hielo para fijar cuerda para sus compañeros de expedición y valiéndose de sus piolets para abrir huella en los desplomes. Todos los integrantes del equipo subieron hasta la peligrosa cumbre y pudieron disfrutar de unas vistas impresionantes de todas las montañas de la zona, con el K2 como telón de fondo.
La nieve blanda provocó varios sustos durante el descenso, no sólo por la dificultad de avanzar hundidos incluso hasta la cintura, sino también por las varias caídas a grietas que tuvieron durante el camino. Finalmente, de todos modos, alcanzaron el campo de altura sin mayores contratiempos y todos sanos y salvos. Una vez en el campo base, la expedición acordó bautizar la montaña escalada con el nombre local Kohi Brobar (Monte Igualdad), para el que han registrado una altura de 6.008 m, según sus mediciones de GPS. También pusieron nombre a los principales elementos de la montaña, así como a la ruta abierta, denominada Malgosia Route.
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