viernes, 17 de noviembre de 2017

El bosque de La Cubilla. Matilde Sanz.

Robles de gran porte en el bosque de La Cubilla.


No hay que irse muy lejos para descubrir pequeñas maravillas. Todos conocemos Castro… por sus playas. Pero ¿y tierra adentro? Los aficionados a la espeleología saben perfectamente que la zona de Sámano es como un queso gruyere; está lleno de agujeros. Cuevas, simas, torcas… con nombres tan sobrecogedores como ¡Pozo Siniestro! Sin embargo, el adentrarse en tales cavidades habrá que dejárselo a los expertos porque todos sabemos que es una actividad que conlleva un gran riesgo.


La pared que alberga la cueva de La Cubilla.

Sumidero por el que el Ontalvilla se adentra en la montaña.


No obstante, albergando todas esos agujeros abiertos a mundos subterráneos existen parajes singulares como el bosque de la Cubilla por el que serpentea el arroyo Ontalvilla y en el que se esconde un bien cuidado refugio, tan bonito como la casa de chocolate de Hansel y Gretel.
Para descubrirlo solo tenemos que acercarnos al barrio de Montealegre y llegar hasta una pequeña explanada que hay tras una bajada por pista desde la carretera que sube al Puerto de la Granja. Allí podemos dejar nuestro vehículo. Y de allí alcanzar el arroyo para descubrir cómo se lo traga literalmente la tierra por un sumidero.

La Cubilla.

El arroyo Ontalvilla,


Podemos seguir el trazado del río desde ese mismo punto, pero tal vez sea más fácil volver a subir a la pista y recorrerla en descenso hasta donde veamos que el bosque está más libre de árboles caídos. De nuevo en el arroyo, lo seguiremos por traza de sendero para, rodeados de longevos y preciosos robles y acompañados de las cantarinas aguas del Ontalvilla, alcanzar primero la cueva y a pocos metros de ella el refugio.

Cueva de La Cubilla, a escasos metros del refugio.

El refugio.

Parte posterior y la chimenea sobre el tejado.




Ya me contaréis. Pero desde ahora puedo asegurar que os encantará el sitio.

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