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Bakio a través de Atxulo |
Lara me avisa dos
semanas antes. “He cambiado la clase del jueves 23 para poder ir a San Juan de
Gaztelugatxe”. Ella sabe que nunca pincha en hueso y que solo le hace falta decir
“ven” para que yo lo deje todo.
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Monedas en la primera estación del Vía Crucis |
Jueves, día 23.
Niebla; día chungo. Los alrededores de San Juan están prácticamente vacíos.
Lara echa de menos los puestillos de venta de rosquillas, verduras y otros
productos. Que más que a San Juan venera a lo que conlleva. Insinúo entre
sonrisas que nos hemos confundido de día. Y en estas cae la Reineta que no es
la víspera, sino el día, lo que a ella le interesa. Pues sí, efectivamente;
entonces no hay más que decir: nos hemos equivocado de día.
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Huella de San Juan en la explanada de la ermita |
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Volviendo de San Juan camino del mirador |
Mientras
recorremos el conocido camino, parezco el perro Pulgoso riéndome entre dientes.
No lo puedo evitar; lo siento, pero tiene su punto la cosa. Llegamos a la
primera estación del vía crucis. Las monedas depositadas están roñosas por el
ambiente salino. Pisamos sobre la huella de San Juan al comenzar los escalones y
después sobre la última, alcanzado ya el rellano donde se ubica la ermita. Hay
suerte y está abierta. Lara cumple con el ritual de tañer la campana por tres
veces. Ella es así de folclórica. Pasamos un buen rato recordando otros san
juanes de años anteriores y emprendemos el camino de regreso. Nos desviamos
hasta el mirador para admirar las vistas y una vez en la zona “hostelera” nos
planteamos hacer de exploradoras.
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En el mirador |
Llegamos así a Kastillo
(175 m), ¡con taco geodésico y todo! ¡Cachis la mar! ¡Y yo sin el GPS! Pues
nada, no me va a quedar otro remedio que volver mañana, bromeo con la Reineta.
Han limpiado algo el lugar y han dejado el juguetito al descubierto. Las vistas
desde aquí son apabullantes.
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Kastillo (175 m) desde la ermita de San Juan de Gaztelugatxe |
Y como soy mujer
de palabra, si no al día siguiente, sí que voy un par de días más tarde GPS en
mano. Aparco en el mismo Bakio y avanzo por la pequeña carretera de uso vecinal
que sube hasta los aparcamientos de la zona turística.
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Paraje de Oiaga |
La primera
sorpresa no se hace esperar mucho. Nada más pasar el cierre de la depuradora de
aguas, en el paraje de Oiaga, me encuentro una cruz de piedra desmochada y un
vértice geodésico. Esto promete, me animo yo sola. Sigo avanzando y unos pitones
rocosos llaman inevitablemente mi atención. Subo al primero de ellos e intento
hacer lo propio con el que está justo en la vertical al mar. Voy en sandalias y
el tipo de terreno y la cordura me dicen que lo deje para otro día. Hay un
senderillo que bordea el abismo que tengo delante y que recorro para seguir
avanzando hacia el que es el objetivo del día. Y, lo que son las cosas, a veces
solo hace falta coger un poco de perspectiva para ver con claridad cosas que
desde cerca ni adivinas. No solo la punta que he intentado subir hace unos
minutos se ve desde aquí más factible sino que un precioso zulo me hace guiños
para que vuelva. Así que desando el camino y me planto de nuevo en la otra
orilla, ahora ya con el recorrido claro.
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Pitones de Atxulo |
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Zona de Atxulo desde la carretera
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La testarudez
tiene su recompensa. El agujero merece realmente la pena y alcanzar de aquí el
pitón rocoso resulta sumamente fácil. Una pena que los pescadores también hayan
descubierto cómo llegar hasta aquí. La huella de su paso, en forma de
desperdicios, no deja lugar a dudas. Salgo de nuevo a
la carretera porque no es fácil avanzar en sandalias y pantalón corto por el
borde del acantilado. Trasteo por aquí y por allá; saco mil fotos malas y
alguna buena, y llego por fin al preciado punto geodésico. Tomo referencias y,
sintiéndome un poco traidora, vuelvo a recorrer el magnífico camino a San Juan
de Gaztelugatxe.
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San Juan y Aketz desde Kastillo (175 m) |
No lo he podido
evitar, Reineta. Al final he vuelto sin ti. Pero sé muy bien que no eres
rencorosa. Ya ves que un simple despiste puede ser el comienzo de una pequeña
aventura.
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La playa de Bakio en marea baja |
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