El equipo de Gerlinde ha colgado en su web algunas fotos de la cumbre. Su alegría es inmensa y justificada: culmina un proyecto basado en un estilo impecable que la define como alpinista y como persona. La admiración que despertaba hasta ahora se ve acrecentada por su resolución de no ceder a las presiones mediáticas y continuar su objetivo como se lo había marcado: en equipos pequeños, por vías no frecuentes, sin ayudas artificiales, sin porteadores de altura. Demostrando autonomía, valor, conocimiento del medio y técnica alpinística. Con un enorme respeto a la montaña, de la que se ha retirado en varias ocasiones sin conseguir su objetivo, pero a la que ha vuelto cuando se consideraba preparada. Alejada de las polémicas mediáticas, fiel a su estilo pero sin desacreditar a quienes tienen otro concepto del himalayismo.
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