jueves, 16 de diciembre de 2010

Te vi y yo también te ví - Eider Elizegi Telletxea

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Diálogos de cuando ya tú eres la roca o la roca ya es tú.

- Te vi y eres hembra –te dice la roca- Eres voluble y ampulosa, y dentro de ti globos, pompas y úteros en expansión explosionan sus vacíos.


- Te vi –le dices a la roca – Te vi y te habías calzado unos ojos en los pies. Para verme. Para verme mejor.


- Te vi –le dices a la roca- y estabas llorando por el desconsolado vértigo que te produce la oscuridad de mis abismos verticales... profundos... insalvables -le dices a la roca.


- Te vi –te dice la roca- y por eso sé que estás habitada por una manada de fantasmas, miedos y temblores.


-Te vi- te dice la roca- y eres arenas móviles que se adaptan al viento sin rechistar y olvidas tu forma en las esquinas de los giros del aire.



- Te vi y tenías las yemas de los dedos gastadas de tanto tocarme -le dices a la roca.


- Te vi –te dice la roca- y eras luz, luz, ¡PURA LUZ!


- Te vi –le dices a la roca- y llevabas menos, muchos menos collares y pendientes de los que llevaba yo.


- Te vi y eres un tesoro de líquenes, musgos y helechos que crecen en la humedades del interior de los pliegues de una piel milenaria que no separa un interior de un exterior. Eres la oscuridad sin sudor que se esconde entre las arrugas de tu angosta implosión.


- Te vi –te sigue diciendo la roca- y eras un corazón. Que late. Eras todo corazón.


- Te vi –le dices a la roca- y vi que me estabas viendo.


- Te vi –le dices a la roca- y sólo por la emoción de verte, me convertí en Miel.


- Te vi -te dice la roca- y eras Belleza, sólo Belleza, todo sólo Belleza.