Hoy toca la joya del Anillo Verde tanto por su valor ecológico como
por la evolución que ha tenido a lo largo del tiempo: Salburua, junto al barrio
del mismo nombre. Uno de los humedales más importantes y reconocidos de
Europa, el espacio natural más significativo al este de nuestra ciudad. Sus
más de 9 km de caminos pueden recorrerse a través de diversos itinerarios que
rodean y conectan las lagunas principales, bien andando o en bicicleta.
El encantador entorno natural y su variada fauna,
ofrecen alternativas de paseo para todos los gustos y edades. “La medicina del silencio y el paisaje…”
Cualquiera de las entradas al
parque nos invita al caminar tranquilo y sin prisas, escuchando los sonidos de
los animalitos que comparten este espacio único. Los alaveses lo recorremos con
frecuencia y diferente en cada estación del año…“Aunque el paisaje permanezca
inmutable, una mirada jamás se repite…” Julio Llamazares
La práctica de “los
baños de bosque” está en expansión por Europa. En las sociedades occidentales urbanizadas ha aparecido en
los últimos años como paliativo a un mundo de estrés.
La naturaleza acompaña a las numerosas pasarelas: caminar
entre balsas de agua, bosque y luz.
Hay caminos donde la naturaleza se ha apoderado de
los rayos de sol y no entra dando misterio que nos invitan a La desaceleración: el
Shinrin-yoku es un silencioso y saludable remedio que busca despertar los
sentidos aprendiendo a disfrutar plenamente del paisaje durante la caminata. Josu Belmonte “Caminar en silencio”
Los puentes que salvan los
numerosos arroyos repletos de vegetación.
Hermam Hesse escritor amante de la
naturaleza nos regala unas frases inspiradoras: “Las palabras nos sirven para explicar un sentido secreto…”. “El
árbol no muere, espera…”. “La belleza
sólo se nos revela cuando no codiciamos nada, cuando nuestra mirada es pura contemplación…”
los senderos de Salburua nos invitan a leer en intimidad.
Un punto de información y dos observatorios de aves
ayudan a conocer la riqueza natural del lugar y a disfrutar del mismo, donde
encontraremos paneles informativos con fotos y sus nombres para descubrir,
según la época, que se está avistando como; la cigüeña blanca, ánade real,
focha, espátulas comunes y garceta. El Centro de
Interpretación de los Humedales de Salburua:
Ataria desarrolla actividades de sensibilización y educación ciudadana
en materia medioambiental. Una cámara manejada por control remoto permite
observar en directo la flora y fauna de la laguna de Arkaute. Además, hay dos
miradores para observar las aves situados en lugares estratégicos del parque.
Es fácil encontrar a los ciervos en un espacio
tan grande y natural, conviviendo con otros mamíferos, aves, seres
invertebrados, erizos, visones europeos, ranas y
reptiles que se mezclan con los galápagos.
Hay muy bonitos rincones donde se
juntan arroyos y pasarelas perfectamente integrados en el bosque.
Junto a Salburua se encuentra el
edificio de Caja Vital y el pabellón multiusus de Buesa Arena.
El origen de este magnífico humedal se encuentra al surgir un acuífero del Cuaternario. Sin embargo, a mediados del siglo XX se realizó una labor de desecación para aprovechamiento agrícola que casi las hizo desaparecer; hasta la década de 1990 no se pudieron regenerar. En 1994, el Ayuntamiento de Vitoria, de la mano del Centro de Estudios Ambientales, decidió regenerar el humedal. En julio de 2002 se incluye como sitio Ramsar, al ser un humedal de importancia internacional para la conservación de las especies acuáticas. La laguna de Arkaute sirve además como instrumento de protección contra las inundaciones en Vitoria al actuar como laguna de laminación
El parque Salburua unido al Anillo verde con Gamarra y Olárizu cerrando el círculo, que junto con Armentia, Zabalgana e Ibaiondo forman los 32 km de la circular en la ciudad.
Del libro “Elogio del caminar” David Le Breton. “Caminar es una apertura al mundo. Restituye en el hombre el
feliz sentimiento de su existencia. Lo sumerge en una forma activa de
meditación que requiere una sensorialidad plena. A veces, uno vuelve de la
caminata trasformado, más inclinado a disfrutar del tiempo que a someterse a la
urgencia que prevalece en nuestras existencias contemporáneas. Caminar es vivir
el cuerpo, provisional o indefinidamente. Recurrir al bosque, a las rutas o a
los senderos, no nos exime de nuestra responsabilidad, cada vez mayor, con los
desórdenes del mundo, pero nos permite recobrar el aliento, aguzar los
sentidos, renovar la curiosidad... El
caminar es a menudo un rodeo para reencontrarse con uno mismo”.
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