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Pendendo y Peñamellera dos picas frente a frente |
Incursión en
Tielve. Precioso recorrido teniendo como guinda la degustación de un riquísimo “torto” en el bar
El Carteru. Las vistas han sido inmejorables, la charla con
locales, o aborígenes que diría Suso, muy provechosas y los retazos de
conversación robados a los tertulianos me han abierto los ojos a temas
mundanos: la hierba en el tendedero de casa, el “yo lo dejo cuando quiera”, la
piruleta, el multazo y el dejarlo de verdad por el leñazo al bolsillo.
Pero como los desplazamientos tanto de ida como de vuelta del lugar de
pernocta al lugar de inicio han sido cortos, me sobra tiempo para hacer una
visita de inspección al objetivo de mañana. Me acerco a Alles, capitalidad de
Peñamellera de Arriba, para preguntar por Pendendo, un monte del que no parece
saber gran cosa ni el mismísimo Google.
Llevo en el GPS un track hecho sobre mapa y a fin de chocarme con el menor número de contratiempos sobre el terreno voy a hacer preguntas a la gente de los alrededores que son los que suelen saber del asunto. En Alles, cerca de las ruinas de San Pedro de Plecín, me encuentro con un paisano que anda recogiendo endrinos. Entablo conversación con él para poder sacar el tema; me dice que lo que ahora es monte cerrado antes eran praderíos. Que su padre así se lo contaba. Pero él solo me puede hablar de oídas porque por allí no ha andado. Me habla del colláu Pelea, topónimo recurrente en el territorio y que ya he oído en más ocasiones. Me dice que hasta allí puedo subir en el coche y trata de explicarme dónde se coge la pista que me llevará hasta el mismo. Después de visitar las ruinas y una vez hechas unas fotos de la magnífica silueta que desde aquí luce mi destino de mañana, de nuevo en el coche recorro lentamente la carretera que me lleva de vuelta a Niserias para ver si localizo la pista. No llevo idea de hacer ninguna incursión ya a estas horas y menos bajo este cielo amenazante, pero lo que investigue hoy me servirá para andar con ventaja mañana. Veo un par de entradas que podrían ser las buenas y paro en un aparcamiento cercano ya a la carretera principal, la que va de Panes a Arenas.
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Desde Alles se tienen inmejorables vistas sobre estos dos monumentos naturales |
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Entrada al templo por la fachada sur |
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Ábside y fachada norte de San Pedro de Pleicín |
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Las dos pìcas frente a frente fotografiadas desde las ruinas de San Pedro de Pleicín |
He visto un par de hombres que montaban en un coche y quiero pillarles antes de que arranquen. El que conduce tiene pinta de capataz y el que va de copiloto de orondo currante. “¿El colláu Pelea?”, le pregunta el señorito al orondo. “¿Lo conoces?”. A partir de ese momento mis preguntas van dirigidas hacia el buen hombre, ignorando al otro. Me dice que no se puede llegar hasta allí en coche y cuando intenta explicarme cómo coger la pista que me lleve hasta el lugar, es el señorito el que toma la palabra. ¡Mira el otro!, pienso para mis adentros, hace como que no sabe nada y ahora me describe con pelos y señales incluso en dónde puedo dejar el coche. A la hora de la despedida, tiene curiosidad del porqué de mis preguntas. “Es que quiero subir allí mañana”. Después de medirme con la mirada y comprobar la envergadura del perro de presa que llevo de acompañante (jajaja), me suelta que es peligroso andar sola. “Supongo que lo dices por la reciente muerte de Blanca Fernández Ochoa, pero estoy acostumbrada a ir sola; algo de experiencia ya tengo”, replico. Y entonces me suelta, lapidario y muy serio: “Pues ándate con cuidado que aquí todos los que han caído eran locales”.
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Por el fondo de este precioso valle discurre la senda que va al colláu Pelea |
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El Rubio posa en la cima con la Peñamellera de fondo |
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El Cervino asturiano, la Pica de Peñamellera |
Bonita frase para
tener dulces sueños. Gracias, esbelto Pendendo, por ser amable conmigo e
incluso retener la tromba de agua que cayó sobre ti hasta el preciso momento en que el Rubio y yo
ya estábamos a salvo, de vuelta en el coche.
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