jueves, 16 de agosto de 2018

Tribulaciones de una bilbaína en Alava - Hamlet.

Peñalasdoce (1255 m)
Si a día de hoy tuviese que hacerme un escudo de armas, por fuerza incluiría en éste unos bastones, una mochila, un GPS y tal vez un perro. Ayer perdí los bastones; se me desorientaron. Y como el día había empezado mal, decidí que más se perdió en Cuba y no retrocedí en su búsqueda.

La idea era ir a Berganzo utilizando el camino más corto y sin cotizar al estado por usar la autopista. Y sabía que no tenía que llegar a Miranda, pero acabé en los arrabales de ésta. Seguramente los kilómetros añadidos fueron mínimos, pero a una le da rabia andar por andar y más si es en coche. Una vez en Berganzo, me encontré el lugar inesperadamente lleno de coches y, como casi en todos los pueblos suele haber sitio para aparcar alrededor de la iglesia, tuve la mala ocurrencia de tirar para arriba hacia la iglesia de San Miguel. En mala hora. No es que no hubiera sitio para dejar el coche, sino que únicamente se puede acceder allí a pie, en moto, en bicicleta si tienes piernas y pecho, o en burro. Menos mal que los vecinos de una casa cercana salieron en mi ayuda y me sacaron de la trampa en la que me había metido. Muchas gracias, berganzanos.


Iglesia de San Miguel y Castillo de Ocio.



Y ya metidos en berenjenales, en un día de calor que, dijeron, rondaba los 36 grados, perdí el botellín de agua que llevaba. O, mejor dicho, me lo robaron. Me lo birló el boj por meterme a exploradora. Casi estoy segura de que se lo quedó el que cubre las laderas del Alto del Calvario, o tal vez el avellano que ha tenido la osadía de crecer en su punto más alto. El caso es que me dejó seca. Y como el coco es todo un mundo, basta que no lleves agua para que sientas una sed del carajo. Llevaba una lata de bebida isotónica, pero decidí solidarizarme con el Listillo y no beberla hasta no encontrar un sitio de donde pudiese beber él.

Alto del Calvario (1142 m)

En la cima del Toloño, me crucé con un buen samaritano al que le pregunté si andaba ya de vuelta y podría compartir conmigo un poco del agua que le quedaba. Estaba caliente como una sopa, pero a mí me dio fuerzas para otro rato. Desde la cumbre vi una zona húmeda alrededor de la cual se agrupaban unas vacas; también alcanzaba a ver un abrevadero. A pesar de no distinguir si tenía agua y ya no digamos fuente, decidí cambiar el itinerario para que mi compañero pudiese darse al menos un atracón de agua embarrada. Dejé la Peña Bonbalatxi para una nueva incursión y giré en busca de ese valle suspendido que va a parar a Riparasa. Tuve la fortuna no solo de que en el abrevadero hubiese agua fresca y cristalina, sino de que tuviese también ¡fuente!

Santuario del Toloño

Recuperación de la nevera alta del Santuario.


¿Alguien ve aquí una tortuga?

Peña del Castillo (1265 m)
Así que después de unos buenos tragos y de un bañito asistido para el pobre Rubio, tiramos hacia esa cumbre tan querida por las gentes de Berganzo: Riparasa Y casi juraría que fue allí donde se quedaron las armas de mi escudo. Pero no quise volver atrás ni siquiera los diez minutos que me separaban de la recién alcanzada cumbre. Volví —eso sí, sin mucha convicción— a donde habíamos compartido comida antes de acometer la subida, pero mis dudas se aclararon enseguida. Allí no había quedado nada.
Así que completé una circular chula, con una bajada bastante tiesa y con piedra suelta, que hizo que me arrepintiese de no haber vuelto hasta la cima de Riparasa en busca de mis descalabrados bastones. Los dedos gordos de mis pies me lo reprocharon no solo durante la bajada sino también mientras estaba en la cama intentando conciliar el sueño, a cada vuelta que daba entre las sábanas.

Riparasa (1071 m)

Cascada de las Herrerías, otro de los tesoros de Berganzo. Foto sacada en una salida anterior cuando recorrimos el sendero Uraren ibilbidea.


4 comentarios:

Lara dijo...

Joe mum, tienes un peligro... 🤦🏻‍♀

hamlet dijo...

Tendrás que acompañarme más a menudo para poner un poco de orden en el caos.

Anónimo dijo...

Creo que deberias empezar a plantearte llevar las armas de tu escudo atadas con un cordel para intentar evitar algunos "hurtos" naturales o poder seguirlos hasta su escondite. Un articulo muy bueno y ameno.

hamlet dijo...

Si no pierdo la cabeza es porque la llevo pegada, pero que quede entre nosotros, vale? Gracias por comentar; es un placer ver que el blog tiene vidilla.