Bajo uno de los Arcos
Precioso recorrido el realizado este domingo cerca de Lumbier. Sin caernos ni gota de la persistente lluvia que parecía que nos iba a fastidiar el día, viendo cómo amanecía en Donosti, comenzamos a caminar poco antes de las 9 de la mañana. Nos aproximamos primero a la Foz de Lumbier, para atravesarla entre túneles, y disfrutar del paisaje de alrededor, con agujeros que la erosión ha excavado en la roca.
Después, admirando los Arcos y buitreras, alcanzamos la escondida cima de Trinidad, muy cerca de la Ermita de su mismo nombre.
Más adelante avanzamos durante un buen rato entre boj hacia el barranco de Ibarra para descender de nuevo hacia Lumbier.
Aproximándonos hacia la Foz de Lumbier,
arriba se distingue la Ermita de La Trinidad
Atravesando la bonita Foz de Lumbier
Saliendo de uno de los túneles de la Foz
Después, admirando los Arcos y buitreras, alcanzamos la escondida cima de Trinidad, muy cerca de la Ermita de su mismo nombre.
Entre campos de boj de primavera, hacia la Trinidad
Uno de los Arcos de Lumbier,
cerca están las buitreras
Más adelante avanzamos durante un buen rato entre boj hacia el barranco de Ibarra para descender de nuevo hacia Lumbier.
A través del arco, el pueblo de Liédena
Pequeña "escalada" para salvar un resalte rocoso,
con una cuerda fija
En total, 22 kilómetros, con un desnivel acumulado de 1200 m, 7 horas...Pero, ¿qué son tantos números?. Se detiene el tiempo en los agujeros sobre el paisaje, la roca marcada con distintos colores y la vida alada que puebla los roquedos. Volar majestuoso, vida en las alturas para vernos tan pequeños...
Mila esker Juanjo! Una vez más he disfrutado llenándome de paisaje, que me guardo en mi fondo de mochila, mientras me viene a la cabeza el dolor de pies por llevar las botas duras. Siempre queda lo bueno, que es muchísimo.
Colorido de la pared cerca de las buitreras
Mila esker Juanjo! Una vez más he disfrutado llenándome de paisaje, que me guardo en mi fondo de mochila, mientras me viene a la cabeza el dolor de pies por llevar las botas duras. Siempre queda lo bueno, que es muchísimo.
Al fondo Santa Ágata y la Peña Itzaga
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