La mayor parte de la noche se ha pasado llueve que te llueve en Tximbolandia. Es hora de levantarse y la cosa sigue chunga. Ya metidos en el fregado, la primera reflexión al empezar la marcha ha sido sobre qué puede ser lo que nos impulsa a algunos a hacer este tipo de cosas. Y así, a bote pronto, se me han ocurrido tres posibles respuestas:
1. Somos grandes solidarios y no queremos que los organizadores se vean solos.
2. Somos masocas y necesitamos sufrir para ser felices.
3. Somos unos ratas y es por no perder el dinero ya pagado.
En mi caso concreto, añadiría otro punto o abriría una llave en el del masoquismo. Como euskaldunberri que soy, mi masoquismo alcanza grados inusitados porque no me entiendo ni con bizkainos, ni con giputxis, ni ya no digamos con labortarrak; y esto lo compruebo cada vez que me envuelve el ambiente euskaldun. Mi precioso y académico euskera me sirve de látigo flagelador cuando veo que las respuestas que me dan y los comentarios que oigo necesitan de un traductor simultáneo porque no hay bilbaína que los entienda.
Marcha corta pero intensa. Salvaje, como la define un amigo que ha dejado de hablarme porque, cuando se negó a apuntarse, le solté por guasap que está en franco declive y que no sé qué va a ser de él cuando llegue a esta edad mía. La decadencia está siendo más notable desde que se ha echado pareja. Y es que todos no van a tener la suerte de Yoli y Luis, Arrate y Santi, o de Txus y Joseba, entre otros, que no es que vayan de la manita pero que hacen este tipo de locuras en alegre o resignada compañía.
Pasarela bajo el puente
Cruz de Atxeli
El caso es que el hombre la completó el año pasado, en la modalidad de carrera, y acabó alucinado. Ya se lo había yo advertido pero ni con esas. ¿Qué se puede esperar de una marcha que empieza cruzando la carretera por debajo de un puente, utilizando para la ocasión una pasarela de madera?¿Qué sorpresas te puede deparar una marcha organizada, entre otros, por el siempre joven Gaizka Itza, a quien solo le falta el trajecillo verde para volar como Peter Pan? Él y todo un equipo de gente maravillosa que nos cuida durante y después de la marcha se merecen un sonoro ¡hip, hip, hurra!
Gaizka, micro en mano
Los corredores que se apuntan a esta prueba valedera para el campeonato de Urdaibai de carreras por montaña van a rizar el rizo. Tiene verdadero mérito completar esta carrera suicida. En mi humilde opinión, esta marcha es de matrícula de honor. El recorrido, el terreno, el esfuerzo de los organizadores en equipar, desbrozar y limpiar para hacer más atractivo el itinerario, desgraciadamente solo lo apreciamos los que vamos en plan marcha. Los corredores bastante tienen con estar atentos a dónde pisan y con seguir las marcas. Que incluso estas son chachis y originales. Y sirven de un año para otro.
Avisando que es gerundio
En el cordal de Arburu
Descenso de barrancos, escalada en roca, recorrido por arista, espeleología, cruce de ríos y errekas, el todo incluido en una sola marcha.
Un corredor
Y una valiente neska
Yo ya he pasado del grado de aficionada al de adicta. Como el mítico Asier Irazabal que tampoco se la pierde y que la disfruta a tope porque es única. Ven y cuéntalo. Porque no hay otra igual de dura y ni de bonita.
Las marchadoras también tenemos nuestro mérito
Cruzando el Oka
Otro sitio mágico, cerca de la cumbre de Askari
Aconsejable no llevar más de lo imprescindible o, como la mayoría, ir con lo puesto. Los avituallamientos son suficientes para no tener que ir cargado a lo tonto. Recomiendo llevar unos buenos bastones porque ayudan lo suyo. Y, si el grado de masoquismo no es muy alto, dejar la máquina de fotos en casa. La mía ha sufrido en carne propia un buen remojo, esta vez en río. Es la tercera vida que pierde o que gana. Según como se mire.
Okolomendi ha conocido la desbrozadora
Apalondo también sabe lo que es que le pongan guapa
Estupendísimo el ágape final. Muchísimas gracias a la cocina.
Podio
Podio
La organización
1 comentario:
Buena la foto de cabecera. He dejado de ir al Guggenheim -me cae bien el perro, pero poco más; a veces paso por ahí sólo para desmarcarme de la estupidez acelerada y crónica de los turistas- desde que voy a montes, me topo con tanta escultura asombrosa natural.
En España somos campeones del mundo de carreras y marchas de montaña; no es ello de extrañar si se piensa en la increíble -y adusta, pero mesurada y bella; equilibrada por todo el territorio- geografía montañosa de que disfrutamos por doquier; hay que estar orgulloso de ello.
En defensa de la montaña hay que destacar que el esfuerzo y la voluntad positivizan las actividades montañeras; virtudan (1).
Habría que plantear, sin embargo, una autocrítica al círculo vicioso que se genera y nos atrapa : Esfuerzo ---> Endorfinas ---> Bienestar ----> Más esfuerzo para conseguir más bienestar. Se crea una *adicción* de facto a la montaña en la montaña. Y la belleza inmutable y quieta de esta no ayuda para nada en un hipotético proceso de desintoxicación.
(1): Neologismo. Del verbo virtudar = generar virtud.
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