Carretera de La Hermida flanqueada por Cueto Valle y Pico Agero |
Hay una ruta en
el Monte Hozarcu (Monte de Santa Catalina) que hará las delicias de la gente
menuda. O eso creo. Y es que los tiempos en que yo recorría las montañas en
compañía de dos críos han quedado tan atrás que, me temo, los gustos de la
chavalería, o al menos de su inmensa mayoría, hayan cambiado mucho.
Mirador de Santa Catalina |
El Monte Hozarcu
se hizo famoso cuando se construyó en su punto más alto un pequeño mirador
colgado al vacío: el mirador de Santa Catalina. Es mucha la gente que se acerca
hasta el mismo valiéndose de la carretera, llegando hasta las antenas (algo
tenía que tener que le afease un poco) en vehículo propio. Furgonetas, motos,
turismos… todos los poco amigos de caminar, pero a los que les gusta presumir
de conocer sitios, intentan llegar y encontrar un hueco libre en el pequeño aparcamiento.
Otros dejan sus vehículos junto a la ermita de Santa Catalina y así disfrutan
de la senda que llega hasta las antenas y del sendero equipado con escaleras
que llega al mirador y a la cumbre de La Bolera de Los Moros. Otros, los más
suertudos, subirán directamente desde La Hermida por la Ruta de las Agüeras,
disfrutón sendero circular con oportunidad de chapoteo incluido. Incluso, los
más aventureros, pueden arriesgarse a subir todo tieso hasta un Arcu que es
quien da nombre al monte: Jozarcu/Hozarcu.
El Roblón, Musgoso y Cúlebre |
La Osa de Ándara |
Pero vamos a lo
que íbamos. La senda está impecable, aunque alguna que otra mascarilla se
verá, seguro; y papeles de papel (—la gente no tiraba sus pañuelos al suelo cuando
eran de tela—, que decía mi ama).
Nada más comenzar
la ruta, hay mesas y bancos de madera, como los del oso Yogui. En mi opinión
los platos fuertes se sirven al principio y al final de la senda: el Roblón y la
Osa de Ándara. El roblón es impactante y la señora osa guarda celosamente unos
grabados en la roca.
Entre ambos,
otros personajes primorosamente recreados y todos con su explicación pertinente
jugarán con nosotros al escondite. Atención a los que están encaramados en los
árboles, como Pecu Ave o el Tentirujo.
Todos estos
personajes fueron creados en resina por el artista cántabro Fran Querol y la
senda mitológica se inauguró el 2 de agosto de 2019. Anteriormente ya existía
este camino que invitaba a los senderistas a cambiar el asfalto por el precioso
bosque de encinas, robles, avellanos,
tilos, castaños y acebos, ¡pero no era
tan divertida!
Uno de los magníficos ejemplares de castaño que podrán ver los que utilicen la Ruta de las Agüeras |
El trazado de la ruta utiliza un antiguo camino medieval |
Además, los
amantes de la historia tendrán ocasión de ver los restos de un castillete que
hubo en su cima allá por el siglo VIII: la Bolera de los Moros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario