Ferrata K2, bien equipada con sensación de altura en
un paraje inmejorable y expuesto, en el singular paisaje somontano. Accesible
desde el pueblo de Rodellar, en la Sierra de Guara, Huesca.
Acercarnos al inicio de la ferrata nos lleva unos 40
minutos con buena indicación de carteles y nos adentramos en el singular barranco
de Mascún.
Debemos bajar al lecho del río y atravesarlo a
través de unas piedras procurando no mojarnos o sí, son tierras calurosas,
hasta la surgencia del río rodeados de
buen ambiente de escaladores.
La cámara juega con el delfín caprichoso. Es
inevitable no dejar de mirarlo.
Cogemos altura desde el principio y a través de
buenos agarres, grapas y cadenas subimos al bello espolón. El Delfín de roca, ventana
natural del Mascún que está detrás de nosotros nos observa.
El barranco tallado por la erosión del aire y las
precipitaciones.
Es una ferrata corta pero el lugar es magnífico
protegidos por barranco por todos los lados, queremos hacer durar este ratito
tan especial.
Cuando llegamos arriba nos encontramos restos del
castillo disputado por cristianos y árabes y la ermita de la Virgen del s XII.
Las vistas son espectaculares al Mascún superior, barranco de Andrebot y
Ciudadela. Unas mesitas invitan a descansar y continuamos por una bajada
pronunciada hasta Rodellar.
Ha sido una ferrata muy agradable, vertical y con
vistas 360º.
Al fondo La Ciudadela y Cuca Bellostas.
Cuenta la leyenda sobre el Barranco de Mascún que en árabe significa
“lugar donde habitan los espíritus”. “Cuando en el río Mascún había
crecida, en los oscuros, el estruendo del choque del agua con las rocas era
tal, que se llegaba a oír en Otín. Algunos habitantes lo asociaban a los gritos
de los espíritus de los musulmanes muertos en esos acantilados.”
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