martes, 21 de mayo de 2013

Irati, Ortzaunzurieta y Corona - Txaro Iglesias Lareo




¡Cuántos de los que disfrutamos de la naturaleza cuando llega la primavera pensamos en lo bonito y colorido que estará el bosque de Irati! Con ese pensamiento, los días 1, 2 y 3 de mayo nos encaminamos hacia ese paraíso de color y vegetación. El alojamiento una vez más ha sido en el albergue Mendilatz. Es un lugar cómodo, acogedor y con buena cocina. 


Albergue Mendilatz

Día 1. 
Llegamos por la tarde, nos dio tiempo de ir al pantano de Irabia y recorrer un trozo del sendero que lo circunda. 







Día 2. Subida al monte Ortzantzurieta (1567 m) 

Salimos de la fábrica de Orbaitzeta (810 m). Al cabo de unos 15 min de marcha nos desviamos a la izquierda para coger la pista del barranco de Txangoa. Tras caminar otros 15 min nos desviamos nuevamente a la izquierda para ganar altura, subiendo por la loma al NW. Llegamos primeramente a la cumbre del Murukoa (1219 m). Tras descender al collado Murukoa (1177 m), nos encaramamos (W) a la cima del Ortzanzurieta (1567 m). 



Ortzaunzurieta


Para el descenso seguimos dirección al collado Lepoeder (1394 m). Nos encontramos bastantes peregrinos del camino de Santiago que hacían la primera etapa del camino francés, Saint Jean Pied de Port- Roncesvalles, y  nos acercamos hasta el refugio donde hacían un descanso. 




Nuestra idea era seguir hasta el Txangoa y Urkulu, pero la niebla no nos animaba a continuar y decidimos coger la pista del barranco de Txangoa. Por ella bajamos hasta llegar al punto donde a la subida nos desviamos, y continuamos hasta la fábrica de Orbaitzeta.


Día 3. Corona/Bidausi (1387 m) desde Garralda 

Máxima altura de la sierra de Otsa que divide las cuencas del río Urrobi. Esta montaña es una gran loma boscosa que recibe indistintamente los nombres de Corona, Bidausi o Errazu. Desde Garralda (847 m) se gana primero la loma que delimita por el Norte el barranco de Arre erreka, que desciende hacia el Irati. 

Garralda





Girando poco a poco hacia el Sur entre hayedos y rasos se llega a la cumbre. Para nuestra sorpresa había zonas del bosque repletas de narcisos, lo cual nos sorprendió porque parecía un jardín sembrado.

Corona


Una vez más nos quedamos con el recuerdo de la luz y el color de las hojas de las hayas y de toda la vegetación que en esta época del año encontramos en nuestros bosques.



2 comentarios:

Miren Muñoz dijo...

preciosas fotos...¡qué verde más intenso!. La zona me gusta especialmente por esos prados y bosques de hayas y además me trae muy buenos recuerdos...

JOANA GARCÍA dijo...

A mí también me ha impresionado ese verde tan verdísimo, es increíble, no me acostumbro y siempre me sorprende.