miércoles, 8 de enero de 2014

Umetxa - Matilde Sanz Rebato




El Umetxa (Zeberio, 401 m) es una de esas tachuelas que según vas avanzando te hace preguntarte por qué demonios te ha dado por subir semejante cosa. Llena de zarzas que te rasgan los pantalones o, lo qué es más doloroso aún, tu frágil piel de finolis urbanita, la única respuesta que se te ocurre es la que tantos años atrás acertó a decir Sir Edmund Hillary: porque está ahí.


Umetxa, desde el collado sur

Además, para mantenerme fiel a las viejas costumbres, empiezo a subir por donde no debo y, no obstante, seguramente como consecuencia de mis largas caminatas con congéneres del sexo opuesto, hago ya como ellos: si hay que subir se sube por donde se pueda y si hay que bajar, se baja por donde sea. 

Ermitabarri

Tiene la tachuelilla una subida sucia y nada bonita que ni siquiera te recompensa con el típico/mítico montoncito de piedras colocado generalmente en el punto más alto. La foto se la tienes que hacer a tu fiel mochila o a ese par de bastones que poco a poco se han convertido en un must [1] de tus salidas al monte. 

Uratsa, olor y sabor a azufre

Cumbre

Y hablando de puntos más altos… ha llegado a mis oídos que hay gente muy cruel que está proponiendo arremeter contra los buzones, placas y cruces colocados en las cimas, y privarnos así de ese pequeño instante de gozo que nos proporciona su sola visión a los que de forma tan obstinada seguimos buscando cumbres allá donde vamos. Pues vaya; solo faltaría que prohibiesen también subir el sano bocata o compartir tragos de la bota de vino.

A mí esto último me afectaría menos porque reconozco que me alimento de satisfacción. La satisfacción que conlleva llegar a donde te habías propuesto o descubrir cosas nuevas. Por eso me he comprado uno de esos cacharrillos que luego te permiten ver por dónde has andado y cómo te has complicado la existencia de la manera más tonta. Sí, sí, un GPS.

Arroyo Gezala

En casa pueden estar tranquilos. Se acabó el ir sola al monte. Ahora voy con un hipi-ese que no me abandonará nunca y con el que me puedo perder tranquila. Con toda confianza, vamos. Ya únicamente nos queda acostumbrarnos el uno al otro, cosa que lograremos o eso espero; y es que percibo con tristeza que de momento voy con un total incomprendido. 

[1] Seguro que las Mujeres de Pyrenaica aprecian el palabro sacado de las revistas de moda.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oso ona el post!!!
me he pasado un buen rato aunque el final lo he tenido que leer 2 veces para saber quien era el hippy!
esti k.

Anónimo dijo...

me encanta!!!!!
y las fotos son muy chulas también