El valle alavés de Aramaio es un lugar de belleza excepcional en el que parece que el tiempo se ha detenido. Los caseríos se recogen en barrios pequeños, rodeados de prados y de huertas, bajo la protección de las peñas de Arangio o Etxaguen.
Etxaguen bajo las peñas de Arangio y alrededores
En cualquier época del año se respira tranquilidad, la vida parece pasar lentamente. Por eso, aquella noche del 10 de agosto de 1872 debió de ser extraordinaria. Los miqueletes habían detenido al cura Santa Cruz, el guerrillero carlista que andaba por los montes con su cuadrilla, y llevaba dos días preso en el ayuntamiento. El mismo Manuel Ignacio Santa Cruz lo contaría después en sus memorias. Lo dejaron solo un momento y aprovechó las vendas con las que le habían curado para escaparse por el balcón. Llegó hasta un caserío de Gantzaga y allí le ocultaron durante tres días en una cueva cercana. Después se fue a Francia, para terminar sus días en Colombia, en una misión de los jesuitas.
El cura Santa Cruz y su cuadrilla
La fuente del barrio de Etxaguen, situada al lado de la bolera, es el punto de partida de nuestro recorrido por las cimas de Iruatxeta (Ipizte) y Oriol. Los carteles indicadores señalan la dirección del collado de Lezeaga, subiendo por una empinada pista que pronto pasa a convertirse en un camino entre hayedos. Estamos en primavera, una época en la que las hayas lucen su mejor verde y hay ejemplares de muchos años y retorcidas raíces, junto a otros más jóvenes y espigados.
1 y 2: Hayedos. 3: Borda de Lezeaga. 4 y 5: Camino a Zabalandi. 6: Peñas de Etxaguen
Llegamos a la borda del collado de Lezeaga (870 m) en treinta minutos. Siguiendo de nuevo los indicadores, tomamos la dirección del collado de Zabalandi. El sendero rompe otra vez la línea de hayas y se abre paso en la misma roca, hasta llegar a la campa de Zabalandi, a los pies de Anboto. Antes de llegar, se gira a la derecha, en dirección a las peñas, y volviendo de nuevo al cobijo de las hayas, se siguen los hitos que conducen en pendiente hasta la cima de Iruatxeta o Ipizte (1062 m). Un viejo buzón, de rojo descolorido y puerta quebrada, señala el punto más alto.
Iruatxeta (1062 m) Oriol desde Iruatxeta
Volvemos sobre nuestros pasos y perdemos altura por la izquierda, en paralelo a las peñas. En unos minutos se tuerce hacia el valle, por sendero bien marcado, en busca de un agujero que se abre en la pared de la roca y que da acceso a la cueva del cura Santa Cruz, un balcón abierto en la cara este de las peñas. Algún admirador del cura ha roto la soledad y belleza del lugar, instalando una urna sobre la roca, con la ayuda de una buena cantidad de cemento. Unas fotos, un rosario y un libro recuerdan al guerrillero.
La cueva del cura Santa Cruz
Perdiendo altura y por la cara este de las peñas, que está recorrida por senderos a medio dibujar, vamos en dirección de nuevo hacia el collado Lezeaga, alcazando el monolito del mismo nombre en unos quince minutos. Una vez en Lezeaga, seguimos la dirección del Oriol, indicada en los carteles, y volvemos a las hayas, por un camino que coge anchura y va recogiendo la humedad del bosque. Así alcanzamos la cima del Oriol (1128 m), la máxima altura de las peñas de Arangio. Un buen mirador para contemplar el Anboto, Udalatx y el macizo de Aizkorri. Cerca, escondido en el lapiaz, está el buzón del Santikurutz (1109 m).
Oriol (1128 m) Santikurutz (1109 m)
Desde este punto bajamos de nuevo por la cara que da al valle, siguiendo un sendero que nos lleva a la ermita de Santikurutz. De allí en picado, por prados y caminos, alcanzamos la pista que se dirige a Etxaguen desde Kurtzeta. Y por ella volvemos al punto de partida.
Ermita de Santikurutz Camino a Etxaguen
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Tiempo: 3.30 h
Xabier Azurmendi. El cura Santa Cruz. Idatz Ekintza, D. L. Bilbao, 1986.
(Fotos: Carlos Ginart Zubizarreta, Luisa Alonso-Cires)
Mujeres de Pyrenaica / Pyrenaicako emakumeak
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