lunes, 4 de mayo de 2020

Desconfinamiento día 3. Anillo Verde en la Capital Green III. Salburua, la joya de Vitoria-Gasteiz. Esther Merino


Hoy toca la joya del Anillo Verde tanto por su valor ecológico como por la evolución que ha tenido a lo largo del tiempo: Salburua, junto al barrio del mismo nombre. Uno de los humedales más importantes y reconocidos de Europa, el espacio natural más significativo al este de nuestra ciudad. Sus más de 9 km de caminos pueden recorrerse a través de diversos itinerarios que rodean y conectan las lagunas principales, bien andando o en bicicleta.



El encantador entorno natural y su variada fauna, ofrecen alternativas de paseo para todos los gustos y edades. “La medicina del silencio y el paisaje…”


Cualquiera de las entradas al parque nos invita al caminar tranquilo y sin prisas, escuchando los sonidos de los animalitos que comparten este espacio único. Los alaveses lo recorremos con frecuencia y diferente en cada estación del año“Aunque el paisaje permanezca inmutable, una mirada jamás se repite…” Julio Llamazares


La práctica de “los baños de bosque” está en expansión por Europa. En las sociedades occidentales urbanizadas ha aparecido en los últimos años como paliativo a un mundo de estrés. 


La naturaleza acompaña a las numerosas pasarelas: caminar entre balsas de agua, bosque y luz.


Hay caminos donde la naturaleza se ha apoderado de los rayos de sol y no entra dando misterio que nos invitan a La desaceleración: el Shinrin-yoku es un silencioso y saludable remedio que busca despertar los sentidos aprendiendo a disfrutar plenamente del paisaje durante la caminata. Josu Belmonte “Caminar en silencio”


Los puentes que salvan los numerosos arroyos repletos de vegetación.


Hermam Hesse escritor amante de la naturaleza nos regala unas frases inspiradoras: “Las palabras nos sirven para explicar un sentido secreto…”. “El árbol no muere, espera…”. “La belleza sólo se nos revela cuando no codiciamos nada, cuando nuestra mirada es pura contemplación…” los senderos de Salburua nos invitan a leer en intimidad.


Un punto de información y dos observatorios de aves ayudan a conocer la riqueza natural del lugar y a disfrutar del mismo, donde encontraremos paneles informativos con fotos y sus nombres para descubrir, según la época, que se está avistando como; la cigüeña blanca, ánade real, focha, espátulas comunes y garceta. El Centro de Interpretación de los Humedales de Salburua:  Ataria desarrolla actividades de sensibilización y educación ciudadana en materia medioambiental. Una cámara manejada por control remoto permite observar en directo la flora y fauna de la laguna de Arkaute. Además, hay dos miradores para observar las aves situados en lugares estratégicos del parque.


Es fácil encontrar a los ciervos en un espacio tan grande y natural, conviviendo con otros mamíferos, aves, seres invertebrados, erizos, visones europeos, ranas y reptiles que se mezclan con los galápagos.


Hay muy bonitos rincones donde se juntan arroyos y pasarelas perfectamente integrados en el bosque.


Junto a Salburua se encuentra el edificio de Caja Vital y el pabellón multiusus de Buesa Arena.


El origen de este magnífico humedal se encuentra al surgir un acuífero del Cuaternario. Sin embargo, a mediados del siglo XX se realizó una labor de desecación para aprovechamiento agrícola que casi las hizo desaparecer; hasta la década de 1990 no se pudieron regenerar. En 1994, el Ayuntamiento de Vitoria, de la mano del Centro de Estudios Ambientales, decidió regenerar el humedal. En julio de 2002 se incluye como sitio Ramsar, al ser un humedal de importancia internacional para la conservación de las especies acuáticas. La laguna de Arkaute sirve además como instrumento de protección contra las inundaciones en Vitoria al actuar como laguna de laminación


El parque Salburua unido al Anillo verde con Gamarra y Olárizu cerrando el círculo, que junto con Armentia, Zabalgana e Ibaiondo forman los 32 km de la circular en la ciudad.




Del libro “Elogio del caminar” David Le Breton. “Caminar es una apertura al mundo. Restituye en el hombre el feliz sentimiento de su existencia. Lo sumerge en una forma activa de meditación que requiere una sensorialidad plena. A veces, uno vuelve de la caminata trasformado, más inclinado a disfrutar del tiempo que a someterse a la urgencia que prevalece en nuestras existencias contemporáneas. Caminar es vivir el cuerpo, provisional o indefinidamente. Recurrir al bosque, a las rutas o a los senderos, no nos exime de nuestra responsabilidad, cada vez mayor, con los desórdenes del mundo, pero nos permite recobrar el aliento, aguzar los sentidos, renovar la curiosidad... El caminar es a menudo un rodeo para reencontrarse con uno mismo”.

















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