lunes, 9 de marzo de 2020

El desfiladero de Atxarte. Paseo entre colosos - Mati Sanz Rebato

Larano'ko estalpia

A Lara, divulgadora incansable de este recorrido. 

Hay un paseo que Lara no se cansa de enseñar a sus amigas. La aproximación no puede decirse que sea bonita. La carretera que va hasta las canteras de Atxarte no tiene mucho encanto para el montañero, aunque sí parece tener cierto imán para el paseante; es muy raro el día que vas y no te encuentras alguno recorriendo sus márgenes. Ella siempre aparca antes de la ermita del Santo Kristo, probablemente porque ya no siente miedo de que la reliquia que en otro tiempo hubo allí vaya a ponerse en pie y salirse de su urna, pegándole un buen susto.

 Ermita del Santo Kristo

Precioso camino entre hayas

No obstante, la pequeña carretera que da servicio a los caseríos de la zona hay que pisarla lo justo. Este recorrido circular lo comienza por la izquierda, dejando el camino de la derecha que cruza el arroyo y sube al mirador de las Tres Cruces para la vuelta; allí, sobre el puente de piedra, se harán la tradicional foto de familia que pone punto final al paseo. Enseguida hay que girar de nuevo a la izquierda para dar inicio a la ruta, ahora por sendero de tierra.  No es difícil oír en estos primeros metros del recorrido las voces de los escaladores dándose instrucciones unos a otros. Edu debió de ser uno de ellos y, del mismo modo que Mari desde las alturas sigue de cerca sus idas y venidas a las cercanas paredes, él lo hace desde la estela donde yace vigilante entre las hayas. 

Estela Edu 1993

El majestuoso hayedo va desapareciendo para dar paso a un paisaje más abierto. Están en Guenzelai, con toda la grandiosidad de Astxiki y Untzillaitz al alcance de su vista. Siguiendo camino, la canal de Kokuzkulu, que tiene aquí su comienzo y termina en la cima de Alluitz, parece más fiera de lo que en realidad es. Más adelante, de nuevo en inmersas en el hayedo, se encuentran con la fuente de Amilla protegida por una cerca de madera, pero últimamente privada de agua y, ya casi en Asuntze, con otra provista de abrevadero.

 Astxiki (785 m) desde Guenzelai

Canal de Kokuzkulu

Untzillatx (941 m)

Una vez en este collado, dependiendo de las ganas de sus amigas, suben al de Larrano, por la izquierda, para cotear la sencilla punta del mismo nombre. Las vistas desde allí, rodeadas de colosos, son únicas. De vuelta en Asuntze, es obligatorio pasar por las fuentes del Pol Pol. Sus aguas ferruginosas tiñen de rojo el lugar. Allí Lara no deja pasar la oportunidad de mostrar con el ejemplo el truco para beber cómodamente. Después suben al Urkiolamendi porque es mucho más agradecido que bordearlo por la pista. Las vistas vuelven a ser impagables.

Larrano Puntea (981 m)

Fuente del Pol-Pol

Los caños tienen su truco

Foco puesto sobre Untzillaitz

Ya cerca del Santuario, gira a la izquierda para llevarles hasta la ermita de Santa Apolonia y cumplir el rito de dar tres vueltas a la ermita con la boca llena del agua de su fuente para lanzarlo después al interior de la misma. Esta costumbre protege del dolor de muelas  y así lo recogió Resurrección María de Azkue en alguno de sus escritos. Por algo es Santa Apolonia la patrona de los odontólogos.

Avenida de Zabalinchaurreta


Azkue recoge la tradición que hay en el Pais Vasco de tomar un buche en la fuente de la ermita 
y dar tres vueltas para terminar arrojando el agua dentro de ella

De nuevo en el Santuario, si coincide con las fiestas navideñas, pasan a ver el belén colocado en el interior del templo. Luego cruzan la carretera y entran por el precioso  camino del Vía Crucis/Kurutze bidea que, tal como allí reza, fue “erigido por María de Uralde en memoria de su finado esposo José de Galarza”. Una vez en el mirador, les señala la pétrea figura yacente de Mari con la cuenca de su ojo derecho vacía. Una mesa de orientación ayuda a los menos montañeros a identificar las montañas que les rodean.

Mirador de las Tres Cruces

La Dama de Anboto

Y ya solo queda regresar al punto de partida. La bajada les sigue proporcionando estampas de lo más alpinas… a solo dos pasos de casa. La foto final sentadas en lo alto del puente sobre el arroyo Dorronsolo pone la guinda a la magnífica y sencilla caminata.

Puente Atxarte


2 comentarios:

  1. Bonito recorrido y muy bien escrito
    Y lo de Santa Apolonia todo un descubrimiento

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  2. Gracias por visitar el blog y comentar la entrada, Enrique. Un besote

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