miércoles, 26 de junio de 2013

Arista de Bardamina - Joana García Romero




Por las reseñas que he encontrado parece que la arista de la Paúl-Bardamina, en el Pirineo oscense, es una arista adecuada para empezar, bastante fácil y además son tres cimas de más de tres mil metros a los que podemos acceder: Pico Inferior de la Paúl (3073 m), Pico de la Paúl (3078 m) y Pico Bardamina (3079 m). Sin embargo no la califico como una arista fácil, tal como se afirma por ahí en la reseñas. Lo es si se está acostumbrado a terreno expuesto y se tiene soltura en trepar y destrepar por lugares más expuestos aún, por lo que no permite hacer una valoración objetiva a personas que, como yo (en su día), nos iniciamos en esas altitudes de la escalada horizontal. No hay que tomarla a la ligera. Hay que calcular bien el tiempo y estar acostumbrados a sitios con "ambiente", trepadas y destrepadas delicadas y muy comprometidas.

Tenemos la intención de dormir en el Ibón de les Alforches y así estar lo más arriba posible y no hacerla del tirón. Subimos por el Valle de Eriste en dirección al refugio de Angel Orús. A la altura de la cabaña de les Riberes, nos desviamos a la derecha por un sendero casi inexistente que nos llevará hacia la Pleta de la Plana, ascendiendo por el barrando d'es Ibons. El sendero hay que intuirlo, sobre todo por la vegetación existente, no debe pasar mucha gente por allí y la hierba ha ganado terreno tapando hitos o cualquier marca que nos indique por donde ir. Esto hará que tardemos más de la cuenta en llegar a donde tenemos previsto.


Estamos a la altura de las cascadas d'es Ibons y Forau de la Llardana. Tenemos que remontar un poco más hasta encontrar el modo de cruzar el valle al otro lado. A partir de ahí se pierde el rastro y subimos por donde mejor nos parece y se puede. Salimos bastante más arriba de la cabaña de Llardaneta. Se nos está yendo el día y decidimos vivaquear antes de llegar a los lagos, debemos estar cerca pero no nos apetece seguir subiendo. Encontramos un lugar precioso para cenar tranquilamente y meternos en los sacos a contemplar como el sol se despide de nosotros. Estamos solos, no se escucha a nadie, nada, silencio..... me considero afortunada al poder pasar una noche en un lugar como ese..... El suelo está blandito y el saco muy confortable. Contemplo como el cielo se tiñe de rosa y añil hasta dejarme vencer por el sueño.

Al día siguiente madrugamos y escondemos las cosas que no vamos a usar entre las piedras que hay en los lagos. Nos despistamos y no seguimos el camino correcto, así que atajamos por donde me va pareciendo mejor, hasta llegar a un inmenso pedregal y de ahí ascendemos hacia el collado de la Paúl. Hay un nevero enorme que no sabíamos en que condiciones encontraríamos y, pese a que la mañana está avanzada, la nieve aún está dura. Estamos en el collado, impresionados por lo todo lo que estamos viendo. La arista me deja con la boca abierta, no me la esperaba tan larga y tan afilada...... la verdad es que es preciosa!!!


El inicio no tiene complicación, es muy fácil llegar al primer 3000 del día, el Pico Inferior de la Paúl (3073 m). A partir de ahí se complica más, hay que extremar las precauciones, da la sensación que en cualquier momento todo se va a desmoronar; está muy muy descompuesto. Llegar a la segunda cima me va a costar muchísima tensión. Hay momentos en que es tan estrecho que tengo que pasar a horcajadas. El patio que hay a ambos lados corta la respiración. Es toda una sucesión de trepadas, destrepadas y flanqueos muy delicados y comprometidos. Hay momentos en que no puedo ni ponerme de pie.... aprovecho para echar unas fotografías y tomar así un respiro. En algunos tramos nos da tregua al ser menos afilada y más cómoda. No se cuanto tiempo tardamos, a mí se me hará eterno, pero llegamos a la segunda cima del día, el Pico de la Paúl (3078 m).


A esas alturas me estoy arrepintiendo de haberme metido ahí y volver atrás no me parece acertado, no me apetece volver a pasar por algunos tramos. Creo que seguir adelante es la mejor opción y encontrar, de alguna manera, una escapatoria. Tenemos que seguir por la arista, no podemos abandonarla, al menos allí todavía no. El tiempo se está consumiendo..... y no podemos ir más deprisa. Algunos destrepes me dan mucho miedo, está todo tan descompuesto que ninguna piedra a la que te agarras te ofrece la más mínima seguridad. La tercera cima del día la tenemos enfrente, el Pico de la Bardamina, está cerca pero en cada paso que doy empleo mucho tiempo. No creo que podamos llegar.



Alcanzamos un punto en que no vemos claro como continuar..... distinguimos, unos cuantos metros más adelante, una pequeña brecha, vamos a usar la cuerda que llevamos para rapelar los 15 metros que nos separan de una canal que a simple vista parece accesible. Será el modo de volver de nuevo a la arista y seguir con el recorrido. Algunas veces no se puede continuar por el filo y hay que descender un poco hacia el lado izquierdo para ganar de nuevo la cresta. En ocasiones la opción del flanqueo era lo peor que llevaba, destrepaba rezando y pidiendo que aquellas piedras aguantaran donde quiera que estuvieran sujetas. Pasamos por allí solamente rozándolas....... Mi compañero lo está llevando bien y le quita hierro al asunto recordándome una memorable frase de Bruce Lee: ".....be water my friend, be water.." Estamos muy cerca del Pico Bardamina y parece que existe una posible escapatoria. Tenemos que llegar a la brecha que separa la arista del pico y bajar por allí. Lo malo es que no se puede rapelar por lo que tenemos que destrepar con el mayor cuidado del mundo, aguantando la respiración hasta poder poner los pies en lugar seguro.




Una vez allí y viendo que lo peor ya había terminado le juré a mi compañero que no volvería a realizar una actividad como esa nunca más. No se si fue un mes más tarde ya estábamos embarcados en otra....... Son cosas que se dicen en caliente pero de las que luego uno se olvida, es más, una vez en el coche pensé que me había gustado y no poco sino mucho!!!.

Dejamos para otro día la Bardamina, eran las 5 de la tarde y todavía teníamos que bajar la canal, llegar a los lagos, recoger los cachivaches varios que habíamos escondido y bajar al coche dando la vuelta por el refugio Angel Orús. Era tan tarde que no era viable regresar por donde subimos el día anterior, si es que queríamos llegar a casa esa noche, pues si de día era confuso a esas horas iba a ser mucho peor, así que alargamos algo más la ruta y añadimos un poco más de desnivel positivo a mis anestesiadas piernas; pero me daba igual, estaba a salvo!!!!! Llegamos al coche a las 11 de la noche entre una nube de mosquitos, polillas, típulas, mariposas y hasta alguna luciérnaga (ir en verano de noche por el bosque con un frontal en la frente es una experiencia inolvidable), pero nunca tan satisfecha y contenta como me sentía en ese momento.

Mientras me cambio de ropa le digo a mi compañero:
- Bueno, parece que no ha estado tan mal, noooo???




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