Josu y el Picu
No me acuerdo cuando fue, ni exactamente cuales fueron sus palabras, pero algunas de ellas aún retumban en mi mente: ¿cuándo vamos al Picu? No me sorprendí, tan solo esbocé una media sonrisa de incredulidad mientras leía lo que me acababa de escribir. Por aquel entonces no conocía mucho a Josu, lo justo que se puede conocer a una persona cuando compartes actividades comunes como es la escalada, aunque si esa actividad es común y la comparto con él es precisamente porque me he dejado arrastrar por ese torbellino que parece tener como vida. Es un encanto dejarse enredar por personas así. Me vi practicando la escalada movida por su ímpetu y es algo que le agradezco ya que me ha abierto una puerta a una dimensión diferente de la montaña: antes caminaba sobre ella y ahora la toco, la palpo, por lo tanto la siento mucho más. Pensaba que no hablaba en serio cuando me lo decía, que me tomaba el pelo. El día 18 de agosto de 2007, mientras hacía el primer largo de esa formidable mole que es el Picu Urriellu me sorprendí hablando conmigo misma: no, no estaba bromeando!!! Me lo había dicho de verdad.
Picu Urriellu (cara sur)
Habíamos quedado en algún lugar de la canal de la Celada. Nosotros llegaríamos allí el viernes por la tarde y ellos, Josu y Joserra, lo harían de madrugada. Sobre las cinco y media de la tarde empezamos a caminar hacia el vivac que nos había comentado. Se empezaba a meter la niebla. Estaba un tanto preocupada porque no sabía a ciencia cierta si encontraríamos aquel sitio donde pasar la noche con ese ambiente, allí no hay cobertura telefónica por lo que había que encontrarlo como fuera. Aunque fui fijándome en cada curva que tomábamos, finalmente nos dimos de bruces con el refugio, hasta que no lo tuvimos en nuestras narices no lo vimos. Allí preguntamos si el camino hacia la canal de la Celada tenía alguna pérdida si íbamos en su busca con la niebla. Nos dijeron que no, que era factible. Llenamos un par de botellas más de agua en la fuente y emprendimos de nuevo la marcha hacía algún lugar desconocido en el mapa.
Buscando el vivac
A los pocos minutos encontramos una planicie de hierba con una gran piedra y unos tres o cuatro muchachos en el interior del corralito que formaba la típica construcción de vivac, me acerqué a preguntarles si más allá habían más; me dijeron que alguno había pero más pequeño que ese. Miré a mi compañero y encogí los hombros dándole a entender que no sabía hacía donde teníamos que ir. Josu me dijo que estaba antes de la gran pendiente de la Celada así que continuemos, no se, le dije.
Caminar a ciegas en un lugar desconocido causa una sensación extraña. Llegamos a un punto en que el sendero seguía hacia arriba a la izquierda y hacía abajo a la derecha, al menos entre aquella niebla era lo que parecía. Se abrió ese espeso manto unos segundos y allí estaba el "hotel", que bonito!!!!!! Mira, le grité a mi compañero, allí está!!!! Estás segura?? me comentó; No puede ser otro, es ese!!!! le dije muy contenta. La niebla volvió a taparlo todo rápidamente. Y allí estábamos nosotros, en medio de un lugar extraño e invisible. Comimos algo y nos metimos en los sacos, se sentía mucha humedad y empezábamos a notar frío. Aún así, estaba tan a gusto allí dentro!!!
El hotel en la niebla
Sobre las 3.30 de la madrugada el sonido de pasos entre las piedras me despertó. Eran ellos. Sentí mucha emoción al oírles. Josu llegó con el mismo talante que puede llegar cualquiera a las 4 de la tarde: alegre, parlanchín, haciendo fotos, .... derrocha pasión!!! Apenas descansaron 4 horas que ya estábamos en pie preparando lo que íbamos a necesitar para poder escalar lo que aún no podía creer que íbamos a escalar. He soñado con muchas montañas, algunas las he deseado más que otras pero esta en concreto no se encontraba entre mis fantasías y aunque me gusta mucho dar rienda suelta a mi imaginación jamás me hubiera planteado escalar el Naranjo de Bulnes. Estaba viviendo el sueño de otra persona arrollada por un ánimo indomable, algo verdaderamente fascinante.
Aproximación
Conforme vamos subiendo por la canal de la Celada noto mi estómago cada vez más pequeño, millones de mariposas invaden mi cuerpo. Es un pico muy masculino, titánico, me intimida. Su cara este es monumental. Somos tan pequeños a su lado!!! Por el lado sur su aspecto es el de un diablillo insolente. Cuanto más cerca estamos más trabajo me cuesta dominar lo que siento. Dentro de mi la agitación es muy grande. Me asalta continuamente el mismo pensamiento: ¿lograré mantener la calma? Aunque nos han pasado delante algunas cordadas, no encontramos aglomeraciones. Son 5 largos los que tenemos que escalar.
Aproximación
El primer largo son unos 15 m (IV+). Luego nos esperará el segundo, unos 45 m, de IV; el tercero más fácil de III, aproximadamente 30 m. Los dos últimos largos serán de IV (30 m) y III (40 m). Lo que queda será una trepada por el anfiteatro y crestear hasta la cima (máximo II).
Está siendo una experiencia muy personal, muy íntima diría yo. En cada largo estoy sola, oigo mi respiración y me esfuerzo en mantenerme relajada, persevero en mi empeño de controlar mis pensamientos. Disfruto de cada brazada que doy para ascender por la áspera roca, saboreo cada paso, cada movimiento. Escucho el tintineo de los fisureros y otros materiales que llevamos colgando que junto con el vaivén del cuerpo me sumerjo en una danza sensual, lasciva, de la que no quiero regresar. Solo me une al mundo la cuerda que llevo por encima de mí y que de vez en cuando mi compañero de cordada recoge, devolviéndome a la realidad.
Cima
Rapelando
Asturias no pudo ofrecernos mejor despedida que aquella. Envolviendo las montañas entre suaves caricias de brumas, reflejando en ellas un sol en mi mente ya imperecedero, exhibiendo el verde intenso de sus laderas, regalándonos el profundo aroma de una tierra prodigiosa.
Y ahí quedó el anhelo y el don de un hombre que tan bien sabe crear y regalar sueños para los demás.
Camino de vuelta
El Urriellu es lo que tiene, súbas por donde subas el corazon se va agrandando y el espiritu se relaja, es una experiencia mistica. Nosotros cuando la hicimos , hace treinta años , tambien estaba la niebla y en el mismo dia subimos desde el refugio , canal de la Celada, el Picu , bajar, Horcados Rojos, teleferico Fuente De y casi al cementerio de Llanes. Divina juventud!!!!!. Enhorabuena por la ascensión
ResponderEliminarLO SERGI
Qué bien expresas las sensaciones que nos invaden cuando nos sumergimos entre las montañas. Mis felicitaciones por tu poesía.
ResponderEliminar¡Jo Joana...!, ahora mismito me iría hacia allí...tengo unas ganas locas de subir ese Pico, a ver si tenemos suerte y nos cuadran las fechas para este verano...
ResponderEliminarcomo siempre, da gusto leerte...
Yo tambien he didfrutado con tu post
ResponderEliminarMe alegra mucho que hayáis disfrutado del relato. He vuelto a revivirlo muy intensamente otra vez... y es verdad, el Picu no te deja indiferente.
ResponderEliminarMiren: yo también tengo muchísimas ganas de volver, aunque no creo que este año nos de tiempo..... pero bueno, quien sabe!!
Enhorabuena por el relato.Lo vas siguiendo todo mientras lo lees, con la ventaja de que no pasas ni frío , ni calor, ni te cansas.
ResponderEliminarÁnimo, sigue así , las que no podemos ir seguiremos disfrutando leyendo tus andanzas!
Como me ha gustado la manera de relatarnos tus sentimientos hacia el urriellu, me ha emocionado, enhorabuena!!!
ResponderEliminarLa verdad es que me alegro al leer que os habéis emocionado. Procuro trasmitir lo mejor que puedo esa intensidad con la que a veces vivo lo que hago y si veo que ha llegado, pues...... encantada. Saludos.
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