Yo tenía una historia de amor platónico con el Picu, porque cada vez que le oteaba de lejos o le tenía cerca sentía una sensación en el estómago igual que cuando ves algo que te emociona. Siempre pensaba que algún día tenía que estar en su cima, pero pasaban los años y no encontraba el día, siempre decía para el año que viene, este todavía no estoy preparada, pero los años pasan muy de prisa, y tomé la decisión de que había llegado el momento.
Le daba mucha importancia a la compañía a la hora de cumplir algo tan deseado, y resultó sumamente satisfactoria la cordada de tres que hemos formado. El 31 de agosto salimos por la tarde de Barakaldo hacia Sotres y llegamos a Pandébano sobre las 20.30 h. A las 23.20 h. alcanzábamos el Collado de la Celada y decidimos quedarnos a dormir; la idea era llegar hasta los vivac que hay a pie del Picu, pero dada la hora esos vivac del collado nos parecieron muy cómodos, y además teníamos una luna llena que os podéis imaginar la vista que teníamos.
Nos levantamos a las 7.15 h. no teníamos que vestirnos porque ya teníamos el trabajo hecho pero si desayunamos, cogimos las mochilas y a ver si había suerte y eramos los primeros en la pared, ... pero no, ya había dos cordadas delante, así que serían las 8.30 h. cuando empezamos.
En la subida lo que sentí fue un cúmulo de sensaciones. El primer largo, el más impactante, vas mentalizada que es el más difícil, pero cuando lo superas piensas que lo peor ya está hecho. El segundo te dicen que es el más largo pero yo es donde más sentí que el Picu ya era mío. De los dos compañeros no veía ni al de arriba ni al de abajo y al sentirme sola en aquella inmensidad de roca, me sentí relajada y tiré para arriba con una sonrisa, pensando que esa sensación era algo que no iba a olvidar fácilmente. El tercer largo: los canalizos, bien, sin problema. El cuarto: los tubos de órgano, fáciles, pero al primero de cordada desde arriba le escucho que para darle más emoción se había desviado a la derecha, ... lo superé sin problema.
Solo quedaban los 130 m que hay hasta la cima. Ya sin cuerda llegamos a la cima, parte de mi estaba allí y otra parte no acababa de creérselo, voy a tener que volver para estar toda entera disfrutando de poder estar allí.
El descenso fue cómodo pero lento, había mucha gente y había que hacer cola en las reuniones para rapelar, pero yo tranquila, había cumplido mi sueño y eso para mí era un subidón de energía positiva que tardará en acabarse.
El Picu tiene algo especial y te hace sentir todas las emociones y sensaciones a flor de piel... Zorionak neska!!!
ResponderEliminarZorionak Txaro zure ametsa bete duzu eta.
ResponderEliminarUn sueño hecho realidad...yo tengo uno que lo llevo mascando un tiempo, también en una montaña espectacular...ojalá lo pueda cumplir como tú...¡me alegro de verdad!
ResponderEliminarZorionak Txaro!!!
ResponderEliminarYa comprobé que tus ojos transmiten tu ilusión, te siguen brillando cuando lo escribes y cuando lo leo se iluminan los mios; para mi tambien el picu ha sido ( y sigue siendo) una montaña especial.
sigue con tus sueños! ( y cuentanoslo)
esti kerexeta
Zorionak txaro me alegro un monton.Es maravilloso ver como la gente cumple sus ilusiones y como se disfrutan
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