domingo, 29 de abril de 2012

Jaizkibel, ¡algo tan hermoso! - Joana García Romero






Jaizkibel abarca desde el puerto de Pasaia hasta el cabo Higer en Hondarribia (Gipuzkoa). Es un litoral escarpado donde existen acantilados de más de 200 metros de altura. Recorrer sus senderos es algo sorprendente y realmente hermoso. Recovecos impresionantes, cortados vertiginosos y colores surrealistas. Un entorno salvaje y virgen donde la soledad y la belleza del lugar calan hondo.


Hace poco que estoy recorriendo la montaraz Guipuzkoa, se ha ido adentrando en mi corazón con una fuerza indómita dejando una huella indeleble....... para siempre. Esta es una de las rutas que me dejará realmente impresionada. Vengo del Mediterráneo y allí todo es distinto, un paisaje ligero, uniforme, sutil, con un olor mezclado de pino, romero, tomillo y salitre. Un mar turquesa la mayor parte del tiempo en calma, una costa donde es fácil dejarse arropar por la suave brisa marina y abandonarse al abrazo del sol.



El recorrido va a ser largo y tocará superar un desnivel importante, pese a la poca altitud de sus cimas más altas. Hay que salvar barrancos que a simple vista parecen inexpugnables e ir recorriendo toda la linea de costa aprovechando la bajamar existente a esas horas. En total nos saldrán unos 1400 metros de desnivel positivo y 27 km.

Empezamos a andar desde Errentería y volveremos al punto de inicio después de unas cuantas horas seducidos por el hechizo de ese pedazo de costa cantábrica, reducto de un mar que parece pugnar por salir de donde se mantiene prisionero. El azul intenso, en contraste con el color de la eufórica y desbordada vegetación que lo adorna desde la costa hace, de todo lo que veo, un espectáculo inenarrable. Llegamos a Pasaiako portua y seguimos avanzando hasta el final de la bocana del puerto; allí subiremos hacia la derecha en busca del faro que hace de semáforo y es a partir de ahí donde empezaremos nuestro camino por el litoral. La cresta del gallo es lo primero que andaremos. Un sendero aéreo donde nos recibe una copiosa vegetación y desde donde tenemos una soberbia vista del puerto.

Desde aquí lo que nos queda por delante parece amable.... pero solo lo parece. El camino es una mullida alfombra de hierba entre helechales. Si nos giramos, al fondo se aprecia la entrada al puerto que ya hemos dejado atrás, estamos bastante altos y podemos disfrutarlo. Hay que descender y ascender por barrancos salpicados de pinos los cuales irán dejando paso a los pastos para volverse menos humanizados conforme avanzamos. Esos primeros tramos no dan tregua.


Entre la hierba descubro un bonito ejemplar de Dactylorhiza Fuchsii, orquídea silvestre que me sorprende descubrir en estas laderas, nunca la había visto a tan poca altitud y tan cerca de la costa, aunque teniendo en cuenta donde estoy, cualquier cosa podría ser posible..... 






Seguimos subiendo y bajando, subiendo y bajando. La belleza del lugar es indescriptible. Paramos innumerables veces para contemplar el magnífico espectáculo. Bonitos Caballitos del Diablo al sol nos distraen de nuestro objetivo, jueguetones van de un lado a otro y nos abstraemos fotografiándolos. Me cuesta mucho irme de ahí.



Acantilados y más acantilados vamos dejando atrás. Es una inmensa montaña rusa al borde del mar. Algunas partes de sendero se pierden entre las asombrosas figuras que parecen decorar el litoral. Llegaremos en breve a una zona de cabañas, antiguos secaderos de algas, donde podremos abastecernos de agua. En verano no es muy buena idea hacer una ruta así, a no ser que empecemos bien temprano, habrá que ir bien abastecidos de agua teniendo en cuenta que existe alguna fuente como la de las cabañas. No olvidar un buen repelente de insectos.






Formas sorprendentes y llenas de color salpican el lugar. Creo que nos va a llevar más tiempo del que inicialmente habíamos previsto terminar la ruta. Si es la primera vez que se visita Jaizkibel habrá que añadir algunas horas más al itinerario diseñado. Una diversidad cromática singular y asombrosa. Jaizkibel es de una belleza única.



Llegamos a la playa de los fósiles. Las formaciones rocosas de la misma recuerdan a diversos animales, objetos y otros elementos convertidos en piedra, es un lugar realmente curioso, si no se conoce la zona se sabe perfectamente, por lo que parece, que ya estamos ahí. Cientos de cangrejos que corretean de un lado a otro buscando cobijo en nuestra presencia nos vuelven a distraer de lo que habíamos ido a hacer allí.




Nunca había observado unos contrastes de color tan increíbles en una roca. Acariciamos semejante escultura natural.... la arena se nos escapa entre los dedos, fina y fresca. Parece disolverse. Tengo la sensación de que detrás de tan agreste visión existe un corazón delicado. La erosión es la encargada de hacernos partícipes de una combinación extraordinaria de fuerza y debilidad. La roca de arenisca se retuerce como un pliegue de tejido al viento creando inverosímiles formas. Formas caprichosas que gritan que se las cuide.... Una increíble obra maestra de la naturaleza difícil de olvidar.





 En Jaizkibel existen al menos 5 especies vegetales y más de 40 especies faunísticas (aves, anfibios, reptiles, mamíferos) de interés comunitario y protegidas por la Directiva Hábitat. En cuanto a la parte marina, más de 30 especies y 7 hábitats se encuentran protegidos por la normativa u otros convenios internacionales (http://www.berdeak.org/).




6 comentarios:

  1. Aupa Miranda.Enhorabuena por el reportaje. Jaizkibel es fascinante,esa ruta la he realizado 3veces y creo que la haré alguna otra vez.Que sigas así.
    Un saludo.

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  2. vaya recuerdos de la kdd del litoral, que bonito todo
    y vaya fotos mas bonitas que habeis hecho bikote
    bueno saludos y dentro de una semana nos vemos
    os veo bien
    eskar

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  3. Xabier, nosotros tampoco descartamos hacerla una tercera, una cuarta,una quinta.......... :-))))

    Un abrazo a los dos.

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  4. Vaya reportaje mas chulo que has puesto Miranda.!!!

    Le has dado un toque especial a tu relato.

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  5. Que pasada d viaje. Gracias por traernos un poquito d esa costa tan maravillosa. y las rocas.... impresionante! con esas formas tan curiosas! parece que haya pasado la mano dl hombre (pero sin estropearlo como hace siempre...) y los colores... buf! Sin palabras. un besito muy gordo. Rosa d Reus.

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