El invierno comenzó muy, pero que muy bien, así que desde mediados de noviembre no ha habido mañana, tarde, o fin de semana aprovechable que no nos hayamos movido con los skis por las laderas nevadas de las montañas, tanto las de aquí cerquita como por las del Pirineo.
Aprovechando las vacaciones navideñas nos acercamos a los Alpes Marítimos, ese macizo de los Alpes del que forman parte los Parques nacionales del Mercantour en Francia y Argentera en Italia. En esa zona, que ya hemos visitado en bastantes ocasiones, hemos realizado excelentes ascensiones y fantásticas travesías de varios días, algunas de ellas ciertamente exigentes. Ver el mar desde aquellas montañas es todo un espectáculo. Nos agrada mucho visitar ese macizo en invierno por su soledad y porque hay una luz especial, una luz diferente que le da un aspecto mágico al paisaje.
En esta ocasión y con una cantidad de nieve considerable, hemos tenido la oportunidad de perdernos por sus valles buscando los refugios solitarios en esta época del año, de realizar magníficas excursiones y de disfrutar cada ascenso y descenso saboreando el placer de tener todos esos maravillosos paisajes para nosotros solos, en definitiva lo que nos gusta.
Alpes Marítimos,
debajo de las nubes está el Mediterráneo
Ascendemos a la Punta Viole, entre árboles
Se nos hace de noche antes de llegar al refugio,
y nos cuesta mucho encontrarlo en la oscuridad
El Gran Capelet, una ascensión magnífica
Mont Bego, otra montaña fantástica
Perdidos por valles solitarios,
subimos a refugios que encontramos desiertos
Buscamos la ruta al Pas de L'Ischiator
Desde el Pas de L'Ischiator, vemos montañas
que ya hemos ascendido anteriormente
Nos sentimos privilegiados
por disfrutar de una naturaleza tan salvaje
Desde el Paso Laroussa, por encima de las nubes
Subiendo al Paso disfrutamos
de un hermoso espectáculo di Rostagno
Hacia el Pic L'Enclause
Toda la nieve para nosotros
Otro excelente mirador
Los pueblecitos se han quedado congelados
bajo el mar de nubes,
mientras nosotros gozamos de un panorama excepcional,
con la luz mágica del invierno
Pedazo escursion! que guapo!!!
ResponderEliminaresti
Recuerdo cuando eras niña y tu aitatxo te llevaba a Aralar, en invierno y todo nevado con aquellas falditas y calcetines, ya que en casa no había la ropa adecuada para ello.
ResponderEliminarY tú haciéndote la valiente, caminabas con el bastón de tu aitá, toda feliz, aunque después llorabas de frío.
Estos momentos, se grabaron en tu vida, y te han llevado a sentir una atracción maravillosa por la nieve y la montaña, que llena tu vida de felicidad.
Zure amatxo
Qué nieve...El año que viene, me apunto.
ResponderEliminarMariu