(Foto: Darío Rodríguez)
Hay personas que encuentran en la escalada una vía sin equipar pero con buenos agarres para buscar la felicidad. Miriam fue una de ellas. Escribía poesía desde niña y la inocencia poética de su relato “Bájame una estrella” la mantiene en la memoria de las personas que amamos la montaña y la naturaleza. Era fuerte y frágil, firme y sensible, audaz y reflexiva. Había nacido en Tafalla (Pamplona), en 1963, y había estudiado Pedagogía, pero la escalada era la actividad que eligió para vivir, en lo que andaba cuando su vida se truncó.
En 1986 se marcha a Estados Unidos y escala con Mari Carmen Magdalena "Coco" The Nose y la Regular al Half Dome. Fue la primera cordada femenina española que asciende el Capitán. Además, en la misma zona, escala la Salathé con Juan Tomás.
En 1987 gana la competición nacional de escalada deportiva. En Estados Unidos realiza la primera nacional a Lunar Eclipse en El Capitán, con Jesús Gálvez, en siete días. Escala Mescalito con José Luis Fernández Bedia y con Jon Lazcano logra Zodiac. En Riglos, realiza la primera repetición de la Mediterráneo al Fire, con Miguel Ángel Lausín, y la Directa a La Visera, con Gálvez.
En 1988, en Yosemite y con Jesús Buezo “Risi”, consigue otra vez Dihedral Wall y The Shield, en el Capitán. Después viaja durante siete meses por el continente americano, intentando repetidas veces el Fitz Roy. Relata esta experiencia en “Bájame una estrella”, un clásico de la literatura de montaña. En 1989 escala en solitario El jardín de los dioses, en Terradets.
En 1990, de nuevo con Jesús Buezo, viaja a Malí, donde repite varias vías y abre La ley del Desierto, la Ley del Mar. En mayo de ese año desaparece en el Meru Norte (Garhwal) tras una avalancha. La acompañaron en su destino, como tantas veces en la montaña, Jesús Buezo “Risi” y Miguel Lausín. Tenía 26 años.
Fue pionera de la escalada femenina en los años 80. Es considerada la primera mujer española en abordar las grandes paredes. Se la recuerda por eso, pero sobre todo por su vitalidad y sensibilidad.
Luisa Alonso Cires
Existe también la versión en euskera del libro de Míriam ("Eman izar bat"), igualmente editada por Desnivel en el 2006. Para complementar la lectura de este libro precioso e insustituible que harían bien en apreciar las nuevas generaciones de alpinistas, debemos de leer también el capítulo dedicado a la autora por Ramón Olasagasti en su libro "Las cumbres del alma. Mendiminez" (SUA 2007), donde da voz a la madre de Míriam, voz también de una alta carga lírica y de una emoción que nos sacudirá en lo más íntimo, que nos permite descubrir de dónde provenía a su vez la profunda visión poética de la vida que profesaba Míriam. Los hijos a menudo somos los continuadores del hálito vital de nuestros padres, y en sus actos de antaño y en su recuerdo hallamos muchas veces la clave de nuestro proceder actual.
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